Si en Suiza hubiera habido un cambio para mejorar, el resto del mundo no se da cuenta, pero nuestro Creador lo hizo realidad en uno de los lugares más violentos, corruptos y desiguales de la Tierra: El Salvador, para dar un testimonio de que se puede cambiar positivamente. Un poco cruda esta introducción, pero por 200 años fuimos explotados por Lucifer y sus secuaces. Guerras fratricidas y terroristas, corrupción, explotación, ignorancia, esclavitud, miseria, dependencia, marginación, fraudes… y podríamos seguir enumerando nuestras propias pestes del apocalipsis. Si la intención era causar un impacto positivo a escala mundial, lo logró.
Solo escribiré la verdad que experimentamos la mayoría de los salvadoreños honrados: hoy nos sentimos en paz, seguros y libres para recorrer hasta el último rincón de nuestro hermoso país; el ambiente se percibe seguro, sano, armonioso, tranquilo y también con unas vibras positivas que no habíamos experimentado jamás. No es un lugar perfecto, nos falta camino por recorrer, pero ya construimos la base y estamos dispuestos, con mucha solidaridad, a seguir adelante con una actitud mental positiva. Esta obra no es solo terrenal, la mano de Dios está presente, nos hemos convertido en un ejemplo positivo a escala mundial, con hechos.
¿Cuántos de nosotros soñábamos con vivir esta experiencia transformadora? Este proceso —que comenzó hace unos cuatro años y que sabemos que no para, a pesar de que unos pocos, por intereses particulares, se oponen a esta realidad que no está solo en nuestras manos, aunque se opongan esos grupúsculos— seguirá cada vez con más fuerza, en el que las vibraciones positivas nos empujan para multiplicar las acciones para nuestro crecimiento y posterior desarrollo como país.
«Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios», «Solo se tiran piedras contra el árbol que da frutos», «Un poco de luz puede dejar atrás mucha oscuridad», «La primera vez que me engañes, será culpa tuya; la segunda vez, la culpa será mía», «Ama a tu próximo como a ti mismo».
Creíamos que era imposible; seguiremos edificando el nuevo El Salvador, el presidente Bukele seguirá, por sus buenos frutos, recibiendo críticas infundadas, pero con el apoyo de la gran mayoría honrada continuará liderando este proceso. Estamos dejando una oscuridad de 200 años y no dejaremos que nos vuelvan a engañar, seguiremos amándonos como hermanos y construyendo el país que todos soñamos.
Esta transformación está creando un efecto dominó en Latinoamérica, todos piden un presidente Bukele para sus países, ¿saben por qué?, porque es sinónimo de resultados positivos para todos. La seguridad nos impulsa al crecimiento, atrae más inversión extranjera y turismo y, por consiguiente, más empleo, mejor remunerado y mayor consumo e inversión. Las obras de infraestructura y la seguridad apoyan este dinamismo, así como todo el esfuerzo para mejorar las condiciones de la mayoría a través de una mejor agricultura, respeto al medioambiente, educación, salud, energía, agua, respeto a los derechos humanos y tecnología al servicio de todos.
Decíamos que este es un proceso que ya comenzó con mucha energía, solidaridad y eficiencia. Los que nos explotaron y robaron anteriormente y que quieren volver al pasado desaparecerán pronto. Nosotros, con el liderazgo del presidente Bukele, seguiremos adelante.
Vamos con todo, con optimismo, con una actitud mental positiva, con esa energía transformadora, para seguir siendo una luz de esperanza, y convencidos de que continuaremos, con la ayuda de nuestro Padre Celestial, siendo un ejemplo positivo ante el mundo.