Desde que nacemos tenemos la necesidad de sobrevivir con un líquido incoloro. Con el tiempo, nos explican que es un elemento fundamental para el funcionamiento de nuestro organismo y que estamos hechos del 65 % de este líquido que debemos beber a diario y del que, según la Organización Mundial de la Salud, necesitamos al menos dos litros al día.
Posiblemente toda nuestra vida hemos tenido el acceso y la disponibilidad de este líquido, con eso me refiero a encontrar agua cuando queremos. Abrimos el grifo o el chorro de nuestra casa y nos podemos bañar todos los días, por lo que nunca hemos tenido la necesidad de pedir una pipa de agua para la colonia o para nuestra casa.
Pero esta realidad no es para todos en el país, existen miles de salvadoreños sin acceso al agua, otros, supuestamente, tienen acceso, pero no la disponibilidad, porque solamente a cierta hora del día pueden hacer uso de ella o ciertos días a la semana, por lo que el agua como un derecho humano no ha sido para todos.
Por otro lado, debemos agregar otros dos términos para este derecho humano: público y abundante. Con esto se debe proteger este bien para que nunca sea privatizado y nadie se pueda lucrar de la necesidad de otros. Algo que ya está pasando en los lugares que carecen de agua es que no se trata solo de tenerla disponible, sino también que sea potable.
Estos factores no siempre se cumplen, por eso empresas embotelladoras siguen aumentando sus ventas, por la pésima administración que se ha tenido en décadas anteriores del bien natural común, llamado vital líquido.
Además de estas deficiencias en nuestro sistema, también enfrentamos la escasez señalada una zona que recibe cantidades de lluvia muy altas, por lo que la abundancia de precipitaciones debería evitar la falta del líquido. Pero nos preguntamos ¿qué pasa con toda el agua lluvia?
Para responder a la pregunta anterior, que nos garantizaría la abundancia, nos damos cuenta de que la mayoría de los ríos están contaminados, los bosques se están deforestando y el suelo se sigue impermeabilizando en todo el país.
Sin sistemas de reutilización de agua lluvia o aprovechamiento, dejamos ir millones de metros cúbicos hacia el océano —cuando muchas comunidades los necesitan— al no existir una planificación nacional, pues simplemente circula en forma de escorrentía.
Por lo tanto, es obligatorio que la ley de agua contemple estos escenarios existentes en todo el territorio nacional. Esto se hará con un trabajo enfocado en las cuencas hidrográficas del país. Quiero finalizar enfatizando en la justicia ambiental que se requiere contra todos aquellos que cometen delitos contra el agua, los que la contaminan, la privatizan y se encargan de una mala administración. Muchas personas siguen sufriendo en el país porque no pueden conseguir el agua ni en los ríos cercanos.