Víctor Joya acababa de jubilarse y decidió apostarle a la ganadería. Pronto produjo lácteos y los puso a la venta. Por ser y estar en Cojutepeque, la tradición y la enorme fama de los embutidos, sobre todo los chorizos, empezó también a producirlos.
Los embutidos y los quesos se vendían en Cojutepeque, pero tanto él como su esposa Issa y los dos hijos, Issa y Francisco, rápido se dieron cuenta que para crecer necesitaban diferenciarse adentro pero también afuera de Cojutepeque.
Issa Joya, fundadora e hija de Víctor recuerda que para este objetivo decidieron participar en el Festival del Chorizo, entonces era 2017 y era la segunda edición.
Después de tomar esa decisión recuerda que comenzaron a superar reto tras reto: además de ser la primera vez que participaban, también era la primera ocasión que el negocio familiar se exponía ante el público así. «Al participar teníamos que llevar un platillo original, no solo era con los embutidos crudos. Entonces, empezamos a hacer la práctica en casa y llegamos a la creación de un pan con el chorizo, escabeche de zanahoria y cebolla y un aderezo especial de cilantro. Pero con lo que no contamos era que no teníamos plancha. Las prácticas las habíamos hecho en la cocina de mi mami, así que compramos una y cuando llegamos al día del evento no teníamos tambo de gas… así que fuimos por el de mis papás y ese usamos», recuerda entre risas.
De aquella primera ocasión nació el pan Gabo, su nombre, como todo lo que está involucrado en este negocio tiene amor e historia: el hijo pequeño de Issa en ese momento tenía siete años, y su amor y arraigo por Cojute era palpable cada vez que el pequeño Gabriel tenía que dejar a los abuelos para regresar a San Salvador. Ese amor fue el que dio el nombre al primer platillo y luego a los restaurantes.
Esa primera experiencia fue suficiente para darse cuenta que el crecimiento del negocio tenía que seguir ese camino: buen servicio y ricos platillos.
Fue entonces que comenzaron con un foodtruck que se movía en eventos especiales y en una ruta turística por varios municipios. Luego, intentaron ubicarlo en San Salvador, pero no fue posible. Esa puerta cerrada les abrió la mente y tomaron toda la valentía y abrieron el primer El Gabo de Cojute, en el barrio Concepción, en Cojutepeque, a dos cuadras del parque central, a la par del excine.
Ese gran paso fue en noviembre de 2019. El restaurante empezaba a volar cuando el confinamiento por la pandemia de la COVID-19 llegó.
Issa aún recuerda ese momento de angustia con lágrimas, la familia sintió un golpe fuerte porque además de ellos había seis empleados más.
Como muchos emprendedores, los retos tocan la creatividad, la sobrevivencia y activa las mentes por lo que de inmediato activaron el servicio a domicilio. Los clientes de Cojutepque respondieron y empezaron a pedir platillos.
Ahora, ese momento agónico es un recuerdo de victoria: «En Cojute, nuestro restaurante atiende más a domicilio que en mesa y ya estamos atendiendo a todo Cojute y sus alrededores», narra Issa.
Gabriel tiene ahora 14 años y el negocio familiar se ha extendido. Hace seis meses abrieron la segunda sucursal en la Placita San Marcos. Y la meta es seguir creciendo, por lo que El Gabo podría llegar pronto a una zona céntrica en San Salvador.
Embutidos con tradición
Francisco es el encargado de la producción de los embutidos y del restaurante en Cojutepeque. Explica que la diferencia y lo que hace sabrosos sus embutidos son las recetas legendarias que la niña Conchita, con más de 30 años de hacer chorizos, y la de don Dany, con la receta del salchichón.
Sus embutidos, las tres variedades que manejan: chorizo, butifarra y salchichón son de 100 % de carne de cerdo y son producidas y traídas a San Salvador desde Cojutepque, es una tradición que no quieren perder para garantizarle a sus comensales su originalidad.
El restaurante tiene un concepto de comida rápida. Para el caso del pan El Gabo, Francisco llevó su estándar de preparación entre 4 y 5 minutos, para cumplir con el concepto de servir comida rápida con sus embutidos.
Eso sí, hay otros platillos como el típico de carne que no puede elaborarse con ese tiempo, pero igual manejan una atención cálida y eficiente. Por ejemplo, está el plato con los tres tipos de embutidos que elaboran acompañados de frijoles, cebolla morada y chimol por $5.50, el Gabo acompañado de papas en gajos y una bebida por $4.25 y el Salchipan con salchichón, papas y bebida por $4.99
También está la apetecida orden de tacos con chorizo y piña, entre otras delicatesen cojutepecanas.
«Lo que le puedo decir a un cliente o cualquier emprendedor, es que no es fácil pero hemos aprendido que sin Dios no vamos a ningún lado y con él vamos hacia adelante sin soltar el sueño que tenemos de crecer con El Gabo«: Issa Joya, fundadora.