España dio un giro radical al abandonar su postura de neutralidad y decidió apoyar a Marruecos en relación con el disputado territorio del Sahara Occidental, hecho que ha puesto fin a la crisis diplomática entre ambos países.
La crisis inició en abril de 2021, cuando Madrid permitió la llegada a la península del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali —enemigo jurado de Rabat— para ser hospitalizado por la COVID-19.
«España considera que la iniciativa de autonomía presentada en 2007 [por Marruecos] es la base más seria, realista y creíble para la resolución de este diferendo», declaró el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.
El conflicto del Sahara Occidental —una excolonia española considerada como «territorio no autónomo» por la Organización de las Naciones Unidas— mantiene confrontados desde hace décadas a Marruecos con el Frente Polisario, este último apoyado por Argelia.
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Rabat ha propuesto por años un plan de autonomía bajo su soberanía, mientras que los independentistas reclaman un referendo de autodeterminación organizado por la ONU, que fue previsto en el alto al fuego de 1991, pero nunca se concretó.
En el marco de la normalización de las relaciones entre ambos países, el Gobierno español anunció que el presidente Pedro Sánchez hará próximamente una visita a Marruecos; sin embargo, la fecha aún no ha sido detallada.
Asimismo, el jefe de la diplomacia española visitará Rabat (capital de Marruecos) antes de finales de mes. El Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí saludó las posiciones positivas y los compromisos constructivos de España sobre el Sahara marroquí.
No obstante, el giro del presidente español hacia Marruecos podría crear fuertes tensiones en el Ejecutivo, que está formado por los socialistas y el partido de izquierda radical Podemos, favorables a la autodeterminación de los saharauis.
En Twitter, la ministra de Trabajo española, Yolanda Díaz, de Podemos, declaró: «Toda solución al conflicto [del Sahara Occidental] debe pasar por el respeto a la voluntad democrática del pueblo saharaui».
En esa misma línea, la delegación del Polisario en España acusó a Madrid de haber «cedido al chantaje y a la política del miedo utilizada por Marruecos».
Según Bernabé López, profesor de estudios árabes e islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid, el gesto del Gobierno español acerca del Sahara tiene como principal objetivo obtener de Marruecos una gestión de los flujos migratorios.
«Implica apretar un poco las tuercas para que haya un poco más de control y no ese descontrol intencionado que Marruecos tiene», sostuvo.
Anteriormente y a cambio de la reanudación de sus relaciones diplomáticas con Israel, Marruecos obtuvo un reconocimiento de la «marroquinidad» de la antigua colonia española por parte de Estados Unidos, entonces dirigido por Donald Trump.