Estos familiares, en muchas ocasiones, tienen que tomar decisiones difíciles rápidamente y sienten pérdida de control, por lo que, tras estas experiencias, presentan síntomas de ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático, según el estudio publicado esta semana en la revista JAMA Internal Medicine.
Timothy Amass, profesor asistente de medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado, entrevistó con su equipo a varios miembros de diferentes familias, meses después de que un familiar hubiese sido ingresado con COVID-19 en una UCI, en 12 hospitales a lo largo de Estados Unidos.
El estudio, citado por la cadena de televisión CNN, descubrió que, entre las familias participantes, alrededor del 63 por ciento tenía síntomas claros del trastorno de estrés postraumático.
«Tener a un ser querido ingresado en la UCI ha sido siempre una experiencia estresante, y en muchas ocasiones traumática, pero la pandemia de COVID-19 ha empujado a los investigadores a estudiar más a fondo sus impactos», declaró Amass, el primer autor del estudio, a la CNN.
El académico recomendó a la comunidad sanitaria hacer un esfuerzo para ayudar a estas familias, añadiendo que los pequeños gestos de cariño por parte de los equipos de cuidados pueden hacer sentir su compromiso y servir de ayuda a estos familiares.