En un apacible cementerio del este de China, Seakoo Wu saca su teléfono, lo coloca sobre la lápida de la tumba de su hijo y mira un video donde aparece el joven fallecido.
Son palabras que el estudiante fallecido nunca dijo, pero que fueron creadas por inteligencia artificial (IA).
«Ya sé que cada día sientes un gran dolor por mí, y te sientes culpable e inútil», expresa Xuanmo con una voz ligeramente robótica.
«Aunque no podré volver a estar a tu lado, mi alma sigue en este mundo, acompañándote en vida».
Agobiados por el dolor, Wu y su esposa se unieron al creciente número de chinos que recurren a la tecnología de IA para crear avatares de sus deudos.
Wu espera crear una réplica auténtica que se comporte como su hijo fallecido en el mundo de la realidad virtual.
«Cuando sincronicemos la realidad y el metaverso, tendré a mi hijo conmigo de nuevo», expresó Wu.
«Lo puedo entrenar (…) para que cuando me vea sepa que soy su padre».
Algunas firmas chinas aseguran haber creado miles de «personas digitales», incluso a partir de 30 segundos de material audiovisual del fallecido.
Expertos dicen que pueden ofrecer un alivio importante a personas devastadas por la pérdida de un ser querido.
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