La Fiscalía General de la República cuenta con al menos 50 testigos que han desfilado en la vista pública que se desarrolla contra una estructura delictiva de 129 pandilleros acusada de cometer diversos delitos en la zona norte de San Salvador.
«Fiscalía cuenta con 50 testigos de casos de extorsión, homicidios, entre otros delitos. Estas personas son testigos presenciales de los hechos, víctimas que han sufrido los delitos cometidos por los imputados», dijo recientemente la representante fiscal.
Los pandilleros son acusados de diversos delitos, entre ellos homicidios, extorsión, limitación a la libre circulación de las personas y lavado dinero. Varios de los imputados han enfrentado el juicio de manera virtual desde los diversos centros penales donde se encuentran recluidos.
La Fiscalía asegura que cuenta con suficiente prueba documental, testimonial y pericial que comprueba la participación de la estructura delictiva en los hechos acusados.
Según las investigaciones del ministerio público, «el dinero que recogían de la venta de drogas y extorsiones lo invertían en negocios como carwash, venta de vehículos y servicios de taxis».
Por muchos años las pandillas en El Salvador utilizaron panaderías, negocios de repuestos usados para autos, talleres, cervecerías, supuestos centros de rehabilitación y otros como negocios fachadas para mantener su financiamiento a través de la venta y distribución de drogas, extorsión e incluso lavado de dinero. Sin embargo, todas estas fuentes de ingresos ilícitos han sido desmanteladas a las estructuras por la actual gestión.
El ministro de Seguridad, Gustavo Villatoro ha dicho que estas estructuras por años se involucraron en diversos sectores de la economía. Sin embargo, bajo el régimen de excepción y el Plan Control Territorial las autoridades de Seguridad han logrado frenar las fuentes de financiamiento que tenían las pandillas, entre estas, estos negocios.
«Los cabecillas tenían moteles, bares, panaderías, talleres de carros y hasta sus propias funerarias para hacer de la muerte un negocio redondo. Y aunque la gente buena en las comunidades no fuera parte de ellas, la actividad de las pandillas afectaba en todos los aspectos de su vida, quisieran o no», ha detallo el presidente de la República, Nayib Bukele.