Las relaciones entre los Estados se construyen sobre la base del respeto y la cooperación mutua. Además, de acuerdo con la importancia de una nación, para un país en particular puede haber una preferencia. Para el caso, El Salvador ha tenido históricamente una relación mucho más fluida y estrecha con Estados Unidos que con Europa, debido a la distancia y por ser el hogar de millones de salvadoreños.
El nacimiento como República de El Salvador, que este año llega al bicentenario, surge a raíz de la ruptura con una potencia europea en el siglo XIX. En estos momentos, el país no solo tiene una excelente relación con España, sino también con el resto de países que integran la Unión Europea.
Es un hecho que las relaciones de países pequeños con las potencias mundiales no necesariamente pueden darse como de iguales, pero sí se puede trabajar para que se basen en el respeto y en la cooperación.
El fin de la Segunda Guerra Mundial dejó un mundo enfrentado entre dos superpotencias: Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El desmoronamiento del campo socialista dejó brevemente a Estados Unidos como única potencia, antes del surgimiento de un mundo multipolar, con centros de poder político y económico en Europa, la Federación de Rusia, la República Popular China y Japón. Es natural que las potencias mantengan una continua competencia sobre su campo de influencia y reconocimiento, al punto que hoy vemos la reactivación de la carrera espacial, con múltiples misiones a la Luna o a Marte, cuando antes solo veíamos a dos países dedicarse a ello.
Los Gobiernos deben saber aprovechar la ubicación geográfica de sus naciones para mejorar las relaciones con estas grandes potencias. Que El Salvador mantenga una larga, tradicional y respetuosa relación con Estados Unidos no lo inhibe, en el marco del respeto y la cooperación, a tener una buena relación con otras naciones, como China, por ejemplo, que se encamina a convertirse en la primera potencia económica en los próximos años.
Precisamente eso fue lo observado en la última sesión plenaria de la Nueva Asamblea Legislativa, con la ratificación de un convenio marco de cooperación que permitirá a El Salvador obtener de China muchos proyectos sin ninguna condición, según se ha suscrito. La mejora de las condiciones de vida y la posibilidad del surgimiento de más fuentes de trabajo como producto de la implementación de estos proyectos redundarán directamente en la reducción de la migración indocumentada hacia Estados Unidos, una de las grandes preocupaciones de las autoridades de ese país, independientemente sean demócratas o republicanas.
En estos momentos, como nación, debemos aprovechar todas las oportunidades que surjan para el beneficio de los salvadoreños, superando ataduras ideológicas.