Desde que iniciaron los incrementos internacionales del petróleo, el Gobierno del presidente Nayib Bukele emprendió acciones para amortiguar sus efectos en el bolsillo de la población. En ese sentido, se suspendieron dos impuestos a la gasolina y se impulsó un proyecto de ley transitorio para fijar los precios de los combustibles. Eso, según el ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, ha implicado un ahorro de $2.2 millones diarios para los salvadoreños.
Para César Addario, especialista financiero y vicepresidente de la firma Exor Latinoamérica, si bien el subsidio afecta las arcas de rentas generales, el impacto del mismo en la cadena es favorable y es «una medida que palió muy bien que no se disparen los precios de consumo en general».
«Los precios del galón de gasolina en El Salvador son menores respecto a los de la región centroamericana. Lo anterior implica un impacto positivo en los consumidores y sectores económicos salvadoreños pues los pone en ventaja respecto a los de la región, debido a que tienen una reducción significativa en el costo de combustible», dijo Addario.
Sin embargo, el panorama no luce positivo para los próximos meses, pues las proyecciones indican que el precio del petróleo se mantendría elevado, pese a que recientemente se han registrado bajas producto de los temores a una recesión mundial y a las amenazas a la demanda de petróleo asiática por nuevos contagios de COVID-19.
«Las proyecciones realizadas por las diferentes instituciones financieras respecto al precio del WTI (petróleo de Texas) se han elevado para el 2023. Siendo Morgan Stanley el que prevé una situación más optimista al elevarlo a $100 por barril, mientras que JP Morgan ha proyectado que este sea de $150 por barril», apuntó Addario.
De cumplirse estas previsiones al alza, la administración de Bukele podría prolongar la vigencia de las medidas, según recientes declaraciones del ministro Zelaya.
«Vamos a continuar analizando el precio de los combustibles, el presidente Bukele fue claro desde un inicio en el lanzamiento de las medidas, las vamos a mantener mientras la situación no mejore», dijo el titular de Hacienda.
La baja más sensible
El jueves 4 de agosto, el precio del crudo West Texas Intermediate (WTI), de referencia en Estados Unidos y El Salvador, volvió a sus niveles anteriores a la invasión rusa de Ucrania en febrero pasado, por debajo de los $90 el barril.
El barril de Texas para entrega en septiembre cerró a $88.54 en Nueva York, un mínimo que se tuvo en enero de 2022, previo al embargo de las naciones occidentales sobre el crudo de Rusia tras los sucesos bélicos en Ucrania, que hicieron aumentar los precios de forma exorbitante hasta llegar a $123 por barril en marzo.
La tendencia de precios menores a los $100 empezó a finales de julio y el 4 y 5 de agosto se tuvo cifras menores a $90 en el mercado, según datos de Investing.com. Eso ha significado un leve alivio para economías como la estadounidense, la cual pudo moderar su inflación a 8.5 %, en gran medida, gracias a una caída en los precios de la gasolina.
«Algunos países que tienen gran impacto en la economía mundial amenazan con hundirse en una recesión. En general, los precios del petróleo suelen tocar valores mínimos cuando hay graves recesiones, en este sentido, el mercado del oro negro está reaccionando anticipadamente a estos escenarios», reflexionó César Addario.
Asimismo, las previsiones de un nuevo confinamiento en China han surtido efecto en el precio del crudo, ya que ese hecho amenaza la recuperación de la demanda de petróleo, pues la nación oriental es uno de los mayores importadores del mundo.
No obstante, en lo que resta del año y hasta 2023, los precios del petróleo de referencia en EE. UU. y el país podrían mantenerse en el nivel de $100 o, en una previsión muy negativa, en $150 por barril.