El viceministro de hospitales de Guatemala, Francisco Coma, afirmó que la red hospitalaria se está quedando sin existencias de tres medicamentos para tratar a pacientes con la COVID-19 en un imparable repunte de contagios que ya forman parte de la tercera ola de la pandemia. La alerta hospitalaria también obligó al sistema de salud suspender la consulta externa y posponer las cirugías programadas. Los contagios suman 219,789 casos y 7,373 decesos.
«La cobertura en los hospitales es de 95 % de abastecimiento en los insumos y medicamentos, pero se está dando una situación con tres productos que tienen mayor consumo: un sedante para manejar a pacientes con ventilación, un antiviral y un antiinflamatorio», señaló Coma durante una entrevista con el periodista José Eduardo Valdizán.
El viceministro dijo que el proveedor de uno de esos tres medicamentos les informó que tiene «poca disponibilidad, por lo tanto estemos alerta en cómo debemos manejarlo», reconoció.
Para solventar esta problemática el viceministro explicó que el sistema de salud está preparando un plan de contingencia a través de redes hospitalarias para asignar los recursos donde más se requieren.
Guatemala impuso un estado de prevención y una alerta roja hospitalaria por la curva en alza de casos. Las estadísticas demuestran que el 22 de abril se registraron 1,644 casos confirmados y 29 fallecidos, mientras que el 21 del mismo mes los casos ascendieron a 1,816 y 36 muertes.
El país hasta ahora logró inmunizar a 161,608 personas con la primera dosis de la vacuna y a 1,830 con la segunda, haciendo un total de 163,438 guatemaltecos con la aplicación.
El Ministerio de Salud decidió que ante el golpe de la tercera ola y la alerta roja en los centros hospitalarios se suspendieran las consultas externas y pospusiera las cirugías programadas.
«No se está priorizando a los pacientes de la COVID-19 sobre ninguna otra patología, estamos buscando encontrar el equilibrio para darle continuidad a las atenciones de las emergencias, pero tuvimos que frenar el ingreso de pacientes programados y aquellas cirugías que pueden esperar. Sabemos que hay enfermedades que no pueden dejar de atenderse», explicó Coma.
El viceministro señaló que del 1º al 17 de abril hubo un promedio de 7,500 casos confirmados, de los cuales 1,700 requerirán de atención en los hospitales y al menos 500 de ellos, necesitarán cuidados intensivos.
Hasta el 22 de abril, la red hospitalaria nacional tenía disponibles 115 camas en terapia intensiva para pacientes graves y otras 2,000 para pacientes moderados.
«Si un paciente llega grave porque tardó en consultar la enfermedad, sus posibilidades sobrevivir son menores, por lo tanto la rotación en la disponibilidad de camas dependerá de cuánto tiempo tarde en asistir al hospital», manifestó.
Los pacientes moderados permanecen un promedio de ocho días en los centros, mientras que los pacientes de cuidados intensivos se prolongan hasta por 21 días, según Salud.
Desde el 15 de abril, el Gobierno dio potestad a la policía para disolver las reuniones o manifestaciones públicas que no cuentan con la autorización ni medidas de bioseguridad obligatorias, orientadas a contrarrestar los contagios de la COVID-19.