Necesitamos una sociedad más armoniosa e inclusiva
Estoy seguro de que muchas personas hemos visto en centros comerciales, restaurantes y otros lugares a personas que mueven mucho las manos, y solo entre los que hacen esto se comprenden.
Hace casi 12 años tuve mucha curiosidad de aprender un nuevo lenguaje, sin mayores expectativas, pensando que sería genial poder compartir con una o dos personas una conversación ocasional, y muy esporádicamente siendo psicólogo podría apoyar a personas con este aprendizaje. Fue interesante cómo una pregunta y una primera acción me han hecho conocer a tantos amigos; mi pregunta fue ¿es difícil aprender ese lenguaje? La respuesta de una buena amiga fue «depende de las ganas que le pongas». Ese día me dio toda la información necesaria para aprender algo que era totalmente desconocido para mí.
Cuando fue el día de mi primera clase estaba muy emocionado, sabía que podía ser muy útil en un futuro, pero no tenía idea de que sería tan impactante; aprendí mucho sobre las personas con discapacidad auditiva, que existen personas que no escuchan absolutamente nada y otros que escuchan un poco, a este último se le denomina hipoacusia. Algo muy importante en nuestra sociedad es eliminar los términos «sordito» y «sordomudo».
Como todo idioma, empezamos por el abecedario y las palabras básicas para los saludos. Debo admitir que mis manos estaban cansadas y mi cerebro, totalmente confundido, aunque me sentía alegre por estar aprendiendo algo que quería; con el tiempo y el pasar de las clases supe que había mucho trabajo por hacer después de aprender; finalizados seis meses pude superar el nivel básico y decidí continuar con el siguiente nivel, pero al terminarlo y no estando aún satisfecho de cómo me comunicaba, opté por repetir el nivel básico y el intermedio en más de una ocasión.
A la fecha aún no estoy satisfecho con mi habilidad al comunicarme y estoy pensando seriamente en repetir los niveles desde el básico, pero algo es seguro: me encanta comunicarme en lengua de señas salvadoreñas (Lessa), porque puedo compartir con personas que ahora considero mis amigos, he tenido la oportunidad de dar indicaciones sobre ubicaciones de lugares, he logrado explicar procesos administrativos de instituciones, he apoyado entrevistas de trabajo, entre muchas otras situaciones en que he podido colaborarles.
No es imposible para las personas con discapacidad auditiva desarrollar su cotidianidad, pero es mucho más fácil cuando alguien conoce Lessa. A las personas que me conocen y me han preguntado cómo y dónde pueden aprender, les menciono fundaciones, asociaciones, universidades y escuelas específicas para eso. Ahora, con las redes sociales, es más fácil contactar con los lugares y pedir la información para aprender. Sueño con el día en que todos mis amigos puedan ir a un restaurante, una tienda de zapatos o ropa, una institución de salud o cualquier lugar y pueda comunicarse con ellos al menos una persona en cada lugar. Eso sería un sueño hecho realidad.
En nuestro país hay muchas personas con discapacidad auditiva que tienen muchos obstáculos, así que a todos los que han leído este texto los invito a buscar un lugar donde aprender para que poco a poco empecemos a desaparecer la frustración que se puede generar por no lograr objetivos, por no alcanzar la cúspide de la pirámide de Maslow que es la autorrealización, y sobre todo para tener una sociedad más armoniosa e inclusiva.