La semana pasada recibimos los salvadoreños una noticia que nos llena de orgullo: la joven chalateca Susana Serrano ganó el primer premio de la Organización Mundial de la Salud por su cortometraje, grabado en celular, «Phosphôros». Hasta ahí todo suena de maravilla y uno puede decir «qué buena onda». Pero cuando te das cuenta de que compitió con 1,300 trabajos de 110 países, ahí decís «wait a minute», «uno momento», «despacito», «¿cómo está la vaina?».
Sí, su premio no es un regalo. Es un triunfo por una historia bien contada, con un gran sentido de sensibilidad, un tributo bien merecido a nuestro personal médico de primera línea que era, a su vez, un homenaje a todos los trabajadores de la salud de todo el mundo que arriesgaron sus vidas para salvarnos, y lo siguen haciendo.
Ahí está una de las claves de su trabajo: es una pieza que trasciende fronteras sin importar el idioma, el cual no fue necesario, porque no hay tan solo una palabra, eso la hace universal.
Otra de las grandes virtudes de Susana es que lo hizo con la técnica de «stop motion». ¿Qué?, ¿con qué se come eso? Para ponérselos fácil, para hacer ese video tenés que tener una gran paciencia y estar seguro de la historia que querés contar; y luego, cuando ya tenés los personajes que vas a usar, los vas poniendo en una posición X y vas tomando las fotos. Movés a los personajes acción por acción, movimiento por movimiento y, así, vas tomando foto a foto para que cuando ya vas a editar le des el movimiento.
Susana tomó como 800 fotos, de las cuales usó poco más de 300 para este cortometraje, que dura 2:20 segundos. La mamá de Susana es promotora de salud, su hermana estudia Medicina y ella, Comunicaciones. Vive como a una hora de Arcatao, fronterizo con Honduras, casi y que esa zona se convierte en un bolsón hondureño. Allá, durante la pandemia, tenía que subirse al techo para poder, según ella, tener mejor señal de internet, hacer sus trabajos de la universidad en línea; y, aun así, se tomó el tiempo para hacer su primer trabajo audiovisual. La verdad es que ya de por sí su vida es digna de un guion para hacer un largometraje.
La noticia de su premio se viralizó de inmediato. Miles de salvadoreños se convirtieron en sus voceros, el presidente de la república lo retuiteó, la diputada y exministra de Cultura le rindió homenaje. Las estudiantes —muchos estudiantes— se sintieron identificadas con ella. Susana no tuvo cinco minutos de fama, ella es una verdadera inspiración para que más jóvenes se atrevan a contar sus historias. Sería injusto no mencionar que en el Primer Festival de Cortos Hechos con Celular también había otros trabajos de muy buena calidad tanto por su estructura narrativa como por la de producción. Trabajos como «Fantasmas», que ganó premios y menciones honoríficas en España; «El 19 no sello» y «Quedate en casa» son cortos que pueden ser exhibidos con orgullo, son muestra de que estamos creciendo y muy pronto seremos testigos de la naciente industria cinematográfica.
El festival de cortos y el Bicentenario
«El año pasado en el primer festival que hicimos en Escine el tema fue registrar con celular la experiencia que estábamos viviendo por la COVID-19, este año pensamos que el tema que sirva como elemento motivador para participar sea el bicentenario».
Ya vimos cómo la pandemia fue fuente de inspiración, y hoy creemos que a 200 años de la independencia el país está pasando por una nueva era. Por primera vez, después de muchos años, nos sentimos orgullosos de lo que estamos haciendo como nación y eso es un recurso de inspiración para contar historias.
Igual que en el festival anterior, este año con el celular podés contar tu historia de lo que te hace sentir orgulloso, de lo bello que es nuestro país, de sus encantos, de la solidaridad humana en tiempos difíciles como la pandemia, de nuestra herencia cultural que aunque puede ser poca es rica en tradiciones. Podés hablar de nuestra comida, de nuestros mitos y leyendas, de nuestros sueños.
Nuestros hermanos en el extranjero también pueden compartir el choque cultural de vivir fuera de casa, de lo que aportan a esas sociedades. En solo un minuto o hasta en cinco minutos lo podés hacer. Es una buena oportunidad para dar vuelo a la creatividad, sin pena y con libertad. Convirtamos el bicentenario en el pretexto para producir nuestras ideas, es un buen comienzo y estamos seguros de que van a salir más Susanas, más Arturos, Jorges, Marcelas, Brendas, Noés, todos esos talentos que tanto los necesita este país, porque solo produciendo y produciendo vamos a convertirnos en una potencia fílmica. Lo tenemos todo: playas con olas que son un atractivo mundial; pueblos que sirven de locaciones, que donde pongas el lente tenés una foto con una historia.
Para saber cómo participar, solo tenés que visitar el sitio web www.escinesv.com y ahí están las bases y los diferentes premios. También podés seguirnos en IG y FB, estamos como @EsCineSV. ¡¡¡Suerte!!! y que los celulares sirvan no solo pa’ la selfi o el Instagram, que se conviertan en cámaras y hagamos cine.