El Ministerio de Salud superó el pasado martes el millón de ciudadanos que completó el esquema de vacunación contra la COVID-19, lo cual posiciona a El Salvador como uno de los países que más rápido avanzan en inmunizar a su población contra la enfermedad. Esto, sin embargo, debe verse en su justa dimensión, ya que es parte de una estrategia integral en la que se mantienen las medidas de bioseguridad como método preventivo.
El uso de la mascarilla en espacios compartidos debe seguir siendo la regla, al igual que el lavado constante de manos con agua y jabón o el uso de alcohol en gel. Otros países en los que sus poblaciones empezaron a ser vacunadas bajaron la guardia, lo que provocó que surgieran nuevas olas de contagios. Como sociedad debemos cuidarnos unos a otros y mantener lo que hemos logrado. Gracias a las buenas decisiones tomadas por el Gobierno del presidente Nayib Bukele antes de la llegada de la crisis sanitaria, se logró atrasar la expansión del virus y luego se pudo contener una vez dentro del territorio, a pesar de los constantes bloqueos desde la vieja Asamblea Legislativa y la antigua Sala de lo Constitucional.
Gracias a ese trabajo coordinado entre ministerios y el Gobierno Central se construyó el Hospital El Salvador, que no solo es un referente internacional para combatir el coronavirus, sino que también se ha transformado en el mayor centro de vacunación del hemisferio, responsable del 15 % de los inmunizados en el país y que a veces ha superado las 15,000 dosis aplicadas diariamente.
Es importante no olvidar que, mientras El Salvador mantiene abierta su economía —a tal punto que organizó un evento de talla mundial como fue el campeonato Surf City El Salvador ISA World Surfing Games, en el que arribaron delegaciones de 50 naciones y no hubo ni un solo contagio local entre los visitantes extranjeros—, países vecinos tienen su sistema hospitalario colapsado, como está sucediendo en Guatemala, donde nueve centros de atención están arriba del 100 % de su capacidad, o con récords de fallecidos, como pasa en Honduras. En estas dos naciones, la vacunación ha ido a cuentagotas e incluso municipios hondureños fueron inmunizados gracias a la donación de vacunas por parte del Gobierno del presidente Bukele.
Sin duda, hay innegables avances en el país contra la pandemia, pero como sociedad no podemos confiarnos. Siempre hay que conservar el uso de la mascarilla y mantener los hábitos de higiene para reducir al mínimo la posibilidad de contagio.