Por la pandemia de la COVID-19, el mundo cambió. Además de una crisis sanitaria, el nuevo coronavirus trajo consigo una crisis de desarrollo humano que pone en riesgo los avances alcanzados en reducción de la pobreza y de las desigualdades alrededor del mundo. Al mismo tiempo, varió la velocidad de los ciclos de cambio que, si bien ya venían acelerándose debido a tecnologías disruptivas, este año llegaron a velocidades extremas. El desafío que tenemos como sociedad es prepararnos para esta nueva realidad. La única solución es innovar.
Por primera vez en tres décadas, desde que empezó a medirlo, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estima que podría haber un retroceso en el índice de desarrollo humano mundial (IDH), el índice combinado de niveles de vida, salud y educación.
En todo el mundo, la crisis está teniendo implicaciones importantes en la economía, que afectan particularmente a los grupos más vulnerables, como las mujeres y los jóvenes. En El Salvador, solo en el sector formal se perdieron más de 60,000 empleos, según datos del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), y los sectores de turismo, transporte y servicios profesionales están entre los más afectados.
En ese contexto, la agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son visionarios. Las metas propuestas por la agenda, que surgieron a partir de consultas globales —en las que participó El Salvador— y que fueron suscritas por los países miembros de las Naciones Unidas, son hoy más relevantes que nunca.
El carácter integral de la agenda 2030, con una clara conexión entre las personas, el planeta y la prosperidad, es esencial para innovar, recuperarnos mejor y ser más resilientes a futuros golpes. Nuestra propuesta es que sean una brújula para generar respuestas articuladas a la crisis actual, con un enfoque de desarrollo humano a largo plazo.
Nuestro compromiso como PNUD es ser un aliado estratégico en la integración de esfuerzos. Para seguir avanzando hacia la agenda 2030, proponemos cuatro áreas prioritarias en las cuales trabajar conjuntamente: protección social, economía verde, disrupción digital y gobernanza efectiva.
En materia de protección social, la crisis deja en mayor vulnerabilidad a las empresas más pequeñas y a los sectores informales. Los emprendimientos, micro y pequeñas empresas (mypes) son un sector bastante diverso y vulnerable en El Salvador, en el que la gran mayoría es encabezada por mujeres. Es fundamental fomentar la inclusión digital, la bancarización, el acceso a crédito y una mayor innovación en el sector.
La economía verde es otra área central, pues se debe recuperar el equilibrio entre las personas, el planeta y la economía mediante el diseño de soluciones basadas en la naturaleza. Al aumentar la ambición, profundizar la integración y adoptar nuevas tecnologías verdes creemos que los sectores público y privado pueden convertirse en actores fundamentales en el logro de los ODS. El estímulo de estas alianzas en sectores clave en el país, como el turismo sostenible y los sistemas de transporte verdes, se vuelve primordial.
En tecnología y disrupción digital, el PNUD estableció una de las redes de aprendizaje más grandes y rápidas del mundo, centrada en aportar soluciones a los desafíos de desarrollo. Los laboratorios de aceleración son un espacio para analizar rápidamente temas complejos, por medio de tres protocolos: mapeo de soluciones, experimentación e inteligencia colectiva. Con ellos, se espera conectar personas, recursos, experiencia y creatividad para impulsar así la innovación.
Por otro lado, el financiamiento es necesario para el desarrollo sostenible. México es un ejemplo en esta materia, puesto que en septiembre lanzó el primer bono soberano de los ODS. El bono se basa en un marco que integra temas sociales, verdes y sostenibles, mejora la transparencia presupuestaria y actúa como un mecanismo de coordinación de la inversión social.
La acción conjunta y coordinada del PNUD con instituciones financieras internacionales, sector privado nacional e internacional puede contribuir a potenciar sinergias y evitar duplicidad de esfuerzos; asimismo, puede ayudar a los gobiernos, a las instituciones y a la empresa privada a identificar y desarrollar proyectos que construyan economías verdes y fortalezcan las instituciones y los sistemas nacionales y locales.
Las implicaciones de la pandemia son evidentes, tanto como la importancia de que todos los sectores nos enfoquemos y comprometamos con una mejor recuperación. Consideramos que, por medio del fortalecimiento de las alianzas y el aprendizaje, en conjunto con el fomento de la innovación y el diseño de proyectos financiables basados en datos de calidad, se puede retomar la senda del desarrollo sostenible y alcanzar los objetivos para 2030.