En el municipio de Ozatlán, en Usulután, un grupo de jóvenes visionarios ha visto en la capricultura (crianza de cabras) y el cultivo de la pitahaya, conocida como fruta del dragón, un nicho con perspectivas de crecimiento comercial a escala mundial.
El Rebaño Sagrado es el nombre de la granja en la zona oriental del país donde impulsan la capricultura y los productos derivados de la leche de cabra. Hace tres años le dieron paso a una nueva visión al incluir la pitahaya en los productos lácteos y otros derivados de la fruta, como mermeladas, jaleas, cajetas y mieles.
La pitahaya posee propiedades medicinales y nutricionales altamente beneficiosas para el organismo, entre estas, fósforo, calcio, vitamina C y algunas vitaminas del complejo B. Además, aporta fibras y fortalece los huesos y los dientes, es antiinflamatoria y antioxidante.
«Empezamos vendiendo leche pasteurizada, luego al ver la demanda de las personas, sacamos la leche de cabra con carao, ya que sus propiedades ayudan al sistema inmunológico y aumenta la hemoglobina, y al ver la demanda de los productos, fuimos innovando en nuevos productos; sacamos la leche con fresa y con chocolate», comenta Abel Portillo, ingeniero químico, socio y representante legal de Granjas El Rebaño Sagrado.
La idea de combinar la leche de cabra con pitahaya surgió cuando Abel viajó a Colombia para capacitarse y especializarse en productos lácteos caprinos, bovinos y de búfalo. «Empezamos a sacar quesos, quesos madurados, y al ver que se podían sacar muchos productos con leche de cabra, porque buscamos innovar, empezamos a sembrar la pitahaya con el fin de hacer productos», dice.
Actualmente cuentan con 20 productos, entre leches y quesos de cabra con pitahaya y con otros sabores naturales que comercializan en la granja, en diversos agromercados y con distribuidores en San Marcos (San Salvador) y en Santa Tecla (La Libertad).
Alfonso Escalante, socio de la granja, destaca que para impulsar este proyecto han recibido apoyo del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
«Queremos hacer un vivero, experimentar con diferentes variedades para ver cuál se da a esta altura, nosotros estamos a 230 metros sobre el nivel del mar. Es bien importante para nosotros experimentar con estas variedades, y gracias a Dios hemos tenido resultados muy positivos, en especial con las variedades de exportación, que ya el país está preparado», señala Escalante.
El potencial comercial de la pitahaya ha atraído el interés de Guido Álvarez Dávila, ingeniero agrónomo colombiano, con amplia experiencia en el cultivo, la cosecha y la exportación de este fruto. «Es un gran proyecto para el país y estamos tratando de impulsarlo porque es altamente rentable. Se pueden producir entre 30,000 y 40,000 kilos por hectárea al año. En la granja estamos buscando cuál variedad se adapta y básicamente se va a trabajar con variedades comerciales, porque nuestro afán es exportar hacia Estados Unidos u otros países», señala.
La granja en Ozatlan cuenta con diferentes variedades de pitahaya, también hay cinco razas de cabras: savannah, alpine, lamancha, toggenburg y nubia.