A inicios de este mes se publicó el informe del IPCC, el cual es un informe técnico-científico en el que participaron cientos de académicos especialistas a lo largo del planeta, para crear un resumen de más de 1,000 artículos y publicaciones con los resultados de distintas investigaciones rigurosas relacionadas a los efectos del cambio climático en nuestra era, describiendo y prediciendo los impactos sociales, económicos, ecológicos que este nos trae. El informe nace con el objetivo de visualizar los impactos de la humanidad en el planeta, así como crear un instrumento de presión a los políticos a escala mundial para el abordaje de medidas que mitiguen y reduzcan el impacto en el planeta y de concientización a la población en general.
Este es el sexto informe presentado a la ONU desde que la política comenzó a tener conciencia ambiental. En el primer informe del IPCC, los resultados presentados eran ambiguos y daban el beneficio de la duda a la humanidad del cambio climático percibido y de los daños en los ecosistemas. En la medida que los años pasaron y los informes fueron surgiendo, la evidencia técnica-científica no deja espacio a la duda y está más claro que nunca que la humanidad es la responsable de la alteración del clima mundial y de los distintos ecosistemas en el planeta.
Este informe no deja espacio a la ambigüedad y declara firmemente cómo la humanidad repercute en la salud del planeta, promoviendo la degradación de los ecosistemas, la contaminación y superextracción de los recursos, la gran demanda y presión en el uso del suelo que alteran los ciclos adecuados de los minerales y recursos naturales, la vulnerabilidad y desaparición de distintos organismos vivos, la aparición de nuevas zoonosis por el estrés de los ecosistemas y la alta producción de CO2 en la atmósfera que produce alteraciones climáticas planetarias.
El llamado a la acción por parte de la sociedad civil y de políticas públicas efectivas es una de las partes del informe más sensibles, que sostienen como sugerencia que la desaceleración del desarrollo planetario es más que urgente, así como la apuesta por el desarrollo de tecnologías amigables y que reduzcan a cero los daños colaterales en los distintos ecosistemas. Así mismo, el informe culpa a los políticos de las acciones débiles y sin respaldo político que han permitido que existan institucionalidades débiles que podrían contrarrestar los daños ambientales.
Se reconoce también que diversos impactos en el planeta llegaron para quedarse y existen daños que son prácticamente irreversibles y que como humanidad solo nos queda aprender a vivir con ellos. Además de esto, los impactos que el calentamiento global crea en el planeta son más grandes que las simulaciones y predicciones estimadas, por lo que si la preocupación antes era grande, bajo los resultados de este nuevo informe ahora lo son más. La alerta roja para la humanidad frente al cambio climático es tal que el informe sugiere no solo apostar por acciones pequeñas de impacto leve, ya que la mayoría de las veces son de carácter imperceptible, sino, más bien, apostar por acciones grandes que tengan repercusiones positivas en los ecosistemas, buscando la resiliencia frente a los cambios más bruscos que se nos avecinan. Cambiar las estrategias para con el medioambiente es clave en los próximos años.