La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es un órgano principal y «autónomo» de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Se encarga de la «promoción y protección de los derechos humanos en el continente americano». Creada en 1999 por la misma OEA, tiene su sede en Washington y es parte del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos (SIDH).
Dicha entidad hasta hace pocos años gozaba de prestigio, algo que actualmente dista mucho de ello, ya que sin duda sus años gloriosos van pasando rápidamente por su falta de objetividad y autonomía. Del 2 al 4 de diciembre de 2019, la CIDH, por invitación del Estado Salvadoreño, realizó una «visita in loco»; este nombre hace referencia al método utilizado por diferentes organismos internacionales para ir a los países y constatar por ellos mismos la realidad en tema de derechos humanos.
La comisión que visitó nuestro país fue conformada por los más altos funcionarios de ese entonces, quienes se reunieron con diferentes sectores gubernamentales, periodísticos, sociedad civil, visitaron el penal de Izalco, el penal de máxima seguridad, constatando ellos mismos la condición de las personas privadas de libertad, entre otros.
Un dato trascendental es que la CIDH no visitaba nuestro país desde febrero del 87; 32 años de verificar con sus propios ojos la realidad salvadoreña.
Fue hasta octubre de 2021 cuando la CIDH publicó «La situación de derechos humanos en El Salvador». Se tardaron casi dos años para sistematizar la información de su visita y para realizar una investigación complementaria, en donde reconocieron que nuestros problemas tienen origen en causas estructurales y en el conflicto armado.
Otro de los grandes temas que visualizan como vulneración a derechos humanos es «la seguridad de la ciudadanía», y advierten su preocupación sobre «los altos niveles de violencia que afectan a la sociedad salvadoreña, la falta de gobernabilidad y el control de territorio por estructuras criminales», refiriéndose evidentemente a las pandillas.
Destacan que los primeros seis meses de este Gobierno tiene la menor tasa de homicidios desde los Acuerdos de Paz: 50 por cada 100,000 habitantes. En aquel entonces celebraron los esfuerzos del Estado salvadoreño por la política de seguridad ciudadana.
El Gobierno salvadoreño mostró a la comisión el Plan Control Territorial y destacó en aquel entonces su satisfacción por «la búsqueda de gobernabilidad de territorios». También reconoció «la alta percepción de sensación de inseguridad ciudadana como consecuencia del accionar de las pandillas».
Ahora que se está combatiendo una de sus observaciones principales, que por cierto no se requiere de un gran estudio para comprobarlo, se quejan. Ya no son los derechos humanos de la población, hoy son los de los terroristas los que valen, contradiciéndose.
O se está al lado de la población o se está con los terroristas. La CIDH no es objetiva, junto a la OEA es parte del aparataje internacional que ve el desarrollo de nuestro país como una amenaza.
Tienen la estrategia de la oposición: quejarse por todo; sin duda, no es una organización basada en derecho, sino que es meramente política.
Cero credibilidad para la CIDH. Es que la OEA y la CIDH son agua del mismo charco.