El presidente Nayib Bukele dio paso a la fase V del Plan Control Territorial, desplegando a 8,500 militares y a 1,500 policías en Soyapango para ejecutar un cerco que permita la extracción de los pandilleros que todavía se ocultan en ese populoso municipio.
Se trata de la movilización de militares y policías más grande en la historia, sin ningún precedente, incluso durante los años de conflicto armado. «La movilización de una división completa del Ejército solo estaba en manuales, pero jamás se había hecho en El Salvador», destacó el presidente Bukele en Twitter.
Y los resultados están siendo muy importantes. Incluso después de ocho meses del régimen de excepción, que ha permitido la captura de 59,000 pandilleros y colaboradores de las estructuras criminales, las autoridades, en 48 horas, habían detenido ya a 140 mareros que estaban ocultos, resistiendo a los esfuerzos de erradicación de las pandillas.
Con la extracción de estos delincuentes, el Estado realmente está recuperando el control del territorio nacional. Soyapango había sufrido por décadas el terror impuesto por las pandillas, que asesinaban y abusaban de sus jóvenes, robaban el fruto del trabajo honesto de los ciudadanos, exigían el pago de extorsiones y traficaban drogas y armas. Los niveles de violencia impedían que las comunidades que habitan en Soyapango tuvieran interacción social comunitaria y estigmatizaron a los habitantes, impidiéndoles el acceso a servicios, pues las empresas tenían temor de enviar a sus empleados a reparar el servicio de cable o teléfono o de entregar alimentos.
Este esfuerzo focalizado que ahora lleva a cabo el Gobierno en Soyapango también demuestra el grado de complejidad que tenía la organización de los grupos terroristas, capaces de reaccionar ante los golpes que las fuerzas de seguridad han propinado desde el inicio del Plan Control Territorial, pero que no pueden resistir los embates contundentes y con toda la fuerza del Estado, consistentes y permanentes. ARENA y el FMLN entregaron territorios a las pandillas.
Condenaron a comunidades enteras al dominio de las maras al crear «municipios santuario», lugares donde los terroristas actuaban a sus anchas, con las autoridades ausentes.
Ahora, en cambio, vemos al Gobierno del presidente Bukele comprometido con los ciudadanos, desplegando todo el músculo para extraer los remanentes de las pandillas.
Los ciudadanos respaldan plenamente al Gobierno, agradeciendo porque nunca habían conocido la libertad de desplazarse sin restricciones y sin el temor de perder la vida o los bienes solo por cruzar una calle en una colonia. Por eso el pueblo está dispuesto a continuar apoyando al presidente Bukele.