La emigración ha sido consecuencia, en gran medida, de la exclusión social. Y esto, indudablemente, ha obedecido, en parte, a las políticas de abandono y desatención al pueblo, que desde siempre han impulsado casi todos los Gobiernos de Latinoamérica.
El Salvador no ha sido la excepción. Particularmente, en nuestro país el fenómeno exclusión/migración ha sido evidente, especialmente contra la clase más necesitada; mientras, los gobernantes y sus allegados más próximos olvidaron su responsabilidad ciudadana y, mediante la corrupción y otros ilícitos, dilapidaron la cosa pública para su propio beneficio, privilegios y prebendas.
Pero también, la violencia, el desempleo, la extrema pobreza son caldo de cultivo para la migración y, en el caso de los jóvenes, la falta de oportunidades para estudiar y trabajar contribuye más a la fuga hacia destinos inciertos.
Romper el eslabón de la nefasta cadena de exclusión debe ser prioridad para las autoridades correspondientes, mediante verdaderas políticas de inclusión social para el necesario y urgente cambio que, en este aspecto, demanda la sociedad salvadoreña y que tiene que ver, en parte, con la constante migración de salvadoreños en busca de oportunidades.
Quizás esto pronto sea posible y nuevos vientos respondan al reclamo popular que masivamente se expresó en las urnas el pasado 28 de febrero, para que los cambios sociopolíticos, por tantos años anhelados, sean una realidad no solo en el rubro de la inclusión —para contribuir a detener la obligada emigración—, sino también en los demás rubros del ser y quehacer de los salvadoreños.
Desaparecerán —deben desaparecer— las arbitrariedades, los abusos de poder, los despilfarros, la justicia parcializada, los funcionarios con compromisos partidarios, las nefastas plazas fantasma, la abominable práctica evasión-elusión y la corrupción en todas sus manifestaciones, todo lo cual motivará el regreso —o por lo menos otorgar la verdadera condición de hermanos cercanos con derecho a voto— de miles de compatriotas que residen en el exterior. Y, en el mejor de los casos, evitar la migración obligada de salvadoreños hacia el Norte.
Contra todas esas prácticas antipatria votó masivamente la población. Y qué bien y a tiempo, porque esos resultados descarnaron las arbitrariedades e ilícitos que, especialmente en la Asamblea Legislativa, han sido práctica diaria de costosos gastos o robos públicos en detrimento de la deficiente economía nacional y, especialmente, la de la clase más necesitada.
Estas prácticas destacan el cinismo de algunos diputados exigiendo transparencia, mientras que —para citar un
solo ejemplo— son patrocinadores de plazas fantasma con jugosos sueldos para parientes, seguidores y activistas, dinero en millones de dólares que, aparte de que fomentaron el ocio y la corrupción, hubieran servido para impulsar incluyentes programas de desarrollo y evitar en parte la migración forzada de nuestros compatriotas. Una migración forzada que no termina, avanza.
Aunque la migración es un derecho, casi siempre se vuelve una tragedia, sobre todo como ocurre hoy, forzada por la necesidad o las circunstancias. El migrante indocumentado enajena sus escasos haberes para que un traficante de personas le ofrezca llevarlo a la tierra prometida. Antes de llegar a su destino, el indocumentado sufre vejámenes y toda clase de atentados personales y morales: estafas, robos, violaciones, prisión y, en el peor de los casos, la muerte.
Cumplida la arriesgada travesía, el migrante indocumentado arriba al destino deseado: generalmente Estados Unidos y, de manera ilegal, comienza a laborar en lo que le ofrece la primera oportunidad, iniciando así el envío de remesas a la familia y contribuyendo, significativamente también, a mejorar la economía nacional.
A pesar de las bondades de las remesas, por cuestiones humanas y fraternas es preciso evitar la emigración obligada, porque, además del desarraigo personal, está el riesgo de la desintegración familiar. Y para bien de la patria, la población merece estar unida en la búsqueda de una sociedad más justa y humana.