¿Una última formalidad o el primer paso hacia una renuncia? Ante la virulenta oposición de numerosos actores del fútbol a su proyecto de un Mundial cada dos años, la FIFA citó para el lunes a sus 211 Federaciones para una cumbre virtual sin votación.
Con esta «cumbre sobre el futuro del fútbol», anunciada a finales de octubre, la Federación Internacional espera encontrar una nueva vía para su controvertido proyecto.
El director de desarrollo de la FIFA, Arsène Wenger, puso desde marzo encima de la mesa la posibilidad de un Mundial bienal, que rompería con la tradición de una Copa del Mundo cada cuatro años, tanto en categoría masculina como femenina.
A la FIFA le ha costado convencer a los más escépticos, en un momento de debate sobre los calendarios internacionales para el futuro.
¿Qué impacto tendría ese Mundial bienal sobre la salud de os jugadores o las economías de las competiciones nacionales? ¿Cómo afectaría a los clubes, obligados a ceder a sus internacionales, o cómo sería recibido por los hinchas? ¿Cómo afectaría a las audiencias de otros eventos, Juegos Olímpicos incluidos? Los interrogantes son diversos y siguen flotando en el aire.
«Desarrollar» más jugadores
El pasado 24 de noviembre, en una reunión con diversos actores del mundo del fútbol, Arsène Wenger defendió la tesis de que un Mundial bienal favorecería los intereses de todos.
El exentrenador del Arsenal defiende un calendario con una fase final de un gran torneo cada año, alternando Mundial y torneos continentales como Eurocopa o Copa América, y reagrupando los partidos de eliminatorias de selecciones en octubre y marzo. Se llegó a especular con la posibilidad de agrupar todos esos partidos en una única ventana cada octubre, pero se consideró finalmente «demasiado extrema».
«Demasiados jugadores no tienen las suficientes oportunidades para desarrollarse», defendía Wenger el pasada mes para subrayar el «escaparate único» que representó en su día el Mundial para jugadores de países habitualmente menos protagonistas, como el rumano Gheorghe Hagi, el serbio Dejan Stankovic o el japonés Hidetoshi Nakata.
Mientras «133 países nunca han disputado» la competición reina de la FIFA, su proyecto daría «más opciones para brillar», conllevaría más ingresos para el fútbol mundial y respondería mejor, en su opinión, a las expectativas «de los hinchas jóvenes».
La FIFA publicó además el viernes la síntesis de un estudio realizado entre 30.000 personas «con el fútbol como deporte favorito». La mayor parte sería favorable a un Mundial «más frecuente»: un 63% opta por esa opción para el torneo masculino y un 52% para el femenino, sin resultados detallados ni metodología del sondeo.
¿Una Liga de Naciones transatlántica?
En un sistema en el que cada federación dispone de un voto, poco importa su tamaño. La FIFA puede contar desde el 26 de noviembre con el apoyo unánime de las 54 federaciones africanas y, sin duda, con el apoyo silencioso de numerosos países asiáticos.
Tendría casi seguro ver el proyecto aprobado si se somete a voto en su próximo Congreso, el 31 de marzo de 2022 en Doha, pero se expondría en ese caso a un importante enfado de una gran parte del fútbol europeo y sudamericanos, de los grandes clubes, de los representantes de las ligas, de jugadores y de algunos colectivos de hinchas.
El bloque en contra del proyecto ha rearmado sus argumentos e incluso aparece el fantasma de ver la creación de competición rivales.
La UEFA encargó un estudio que evaluó en entre 2.500 y 3.000 millones de euros (entre 3.000 y 3.500 millones de dólares) lo que las federaciones europeas dejarían de ganar en caso de un Mundial bienal.
Pero sobre todo, la instancia europea aceleró recientemente con su aproximación a la Confederación Sudamericana (Conmebol), programando un duelo entre sus campeones continentales (Argentina e Italia) para junio del próximo año en Londres. En la capital británica se abrirá una oficina conjunta para trabajar sobre los próximos proyectos comunes.
El viernes, la UEFA confirmó a la AFP que está trabajando también en la idea de «una Liga de Naciones común», que agrupe en un futuro próximo a selecciones europeas con sudamericanas, lo que supondría un nuevo toque de atención para la FIFA y sus planes.