¿Narcotraficante como sostiene la fiscalía de Nueva York o azote del narco como se defiende el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández? Tras dos semanas y media de juicio y una quincena de testigos, el jurado falla a partir del jueves, en una decisión que debe ser unánime.
Hernández, que según la fiscalía neoyorquina creó un narcoestado durante sus ocho años de presidencia (2014-2022), está acusado de conspirar para traficar droga y armas y de poseer armas, delitos por los que, de ser hallado culpable, puede pasar el resto de sus días en la cárcel, como su hermano Tony, condenado a cadena perpetua en 2021.
Después de recibir las instrucciones del juez Kevin Castel a partir de las 10:00 a.m. (hora local), los 12 miembros del jurado se retirarán a deliberar para lo que no hay tiempo límite. Su decisión debe ser unánime.
Para el fiscal Jacob H. Gutwillig, no hay duda de que el expresidente «es un narcotraficante» y «es culpable más allá de la duda razonable».
Según la fiscalía, recibió millones de dólares de sobornos de los capos de la droga, entre ellos del cartel de Sinaloa de Joaquín ‘Chapo’ Guzmán -condenado a cadena perpetua en Estados Unidos- a cambio de protegerlos de la extradición y ofrecer seguridad con ayuda de militares, policía y la justicia a sus valiosas mercancías procedentes de Colombia con destino final al mercado estadounidense.
Durante su presidencia, Honduras se convirtió en una «super autopista» para la cocaína colombiana, según la fiscalía que asegura que entre 2004 y 2022 la red que apoyó Hernández introdujo más de 500 toneladas de cocaína al mercado estadounidense.
San Pedro Sula, la capital económica en el norte del país, que en 2013 era una de las ciudades más violentas del mundo, se convirtió en un centro neurálgico de la droga antes de transitar por Guatemala y México, según agencia contra la droga estadounidense, la DEA.