El veredicto del pueblo ha iniciado. El proceso electoral arrancó con las votaciones electrónicas de salvadoreños en el exterior.
Será en pocos días que conoceremos la voluntad del soberano y qué tanto permearon las campañas fétidas y desesperadas de las ONG aliadas a la oposición contra el Gobierno.
Las últimas batallas giran en torno a atacar al Tribunal Supremo Electoral para desacreditar el proceso de elecciones y así gritar «fraude» cuando nuevamente obtengan resultados lapidarios. Las notas «periodísticas pedidas » a escala nacional e internacional dan fe de la ley del bullicio que buscan imponer para generar incertidumbre.
Por eso han mantenido bajo ataque a los magistrados desde que intentaron obligarlos para que cometieran desacato a la resolución del máximo ente constitucional e impidieran a Nayib participar para un segundo período presidencial.
Creyeron que nuevamente el TSE se rendiría a sus pies, igual que en 2018, cuando lograron que se cancelara al partido Cambio Democrático solo para impedir que Nayib fuera candidato presidencial. El pueblo conoce bien esta historia.
A los partidos políticos que portan harapos de banderas nada les importa la voluntad del pueblo expresada en todas las encuestas, incluso en las de ellos. Ni les importará la expresada en las urnas.
Como siempre he dicho, buscan restablecer el sistema corrupto que crearon con sus acuerdos de paz. Dan pena los partidos y candidatos neófitos que se plegaron a los discursos de los
derrotados y corruptos tricolores y rojos.
Todos se jalan los cabellos al ver la valentía de Nayib de someterse al escrutinio de los salvadoreños luego de cuatro años y medio de gestión gubernamental. No comprenden que es Nayib el que está bajo juicio.
Y no es con discurso, con palabrerío, que se encamina a un segundo período; es con obras, es con trabajo en favor de su pueblo.
¿Y cuáles son las grandes propuestas de los partidos de oposición? Se las enumero: quitar el régimen de excepción y liberar a los pandilleros, quienes les ayudaron siempre para ganar elecciones; debilitar a la Fuerza Armada y a la Policía Nacional Civil para que no puedan luchar contra esos grupos criminales, como sucedió por décadas; recuperar las empresas de seguridad a costa del temor y la zozobra del pueblo; quitar los impuestos a los millonarios para recibir sus migajas; hacer negocios desde la Asamblea Legislativa con decretos y leyes para favorecer al gran capital.
Alguno que otro dirá que exagero, pero veamos. ¿Por qué han luchado para que Gobiernos y ONG internacionales se inmiscuyan en la soberanía de El Salvador? ¿Por qué tanta batalla en foros y organismos de «derechos humanos» para eliminar el régimen de excepción y se libere a los asesinos del pueblo? ¿Por qué buscaron aliados internacionales para ir contra la voluntad de los salvadoreños de reelegir a Nayib?
Pagaron viajes a «periodistas», propietarios de sitios web y a «expertos» de una falsa sociedad civil para vender la narrativa de dictadura, de régimen, de que en el país se violentan los derechos de los ciudadanos, de que se captura a inocentes. ¡Por favor! Fatuos.
Es que el bloque de oposición no ha escatimado esfuerzos por boicotear lo que sea y como sea. Y hará todo por vulnerar el proceso democrático. Por eso, la labor de la Fiscalía General de la República es vital en todo este proceso para garantizar que se respete la voluntad de los salvadoreños.
El TSE también está bajo el escrutinio de la verdadera sociedad civil, la que en más del 90 % aprueba y respalda a Nayib, y acudirá a las urnas para asegurarse de que siga siendo su presidente. El proceso democrático está bajo la mirada de todos los observadores internacionales para verificar que todo sea como el pueblo decida.
Dicho todo esto, lo salvadoreños debemos prepararnos para el Armagedón político que toma fuerza desde hoy. Aunque sé que ya nada sorprende al pueblo y está seguro de lo que sucederá el 4 de febrero próximo. ¡Wola!