Con la nueva administración del presidente Donald Trump y el Partido Republicano en el poder se avecina una estricta política de proteccionismo comercial. El 5 de noviembre de 2024 se consolidó por elección democrática un nuevo gobierno en Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump, colocando al Partido Republicano como absoluto ganador en toda la esfera del poder político para los próximos años. Pocas veces en la historia reciente un partido político había acumulado tanto poder. El Gobierno de Trump ostenta el dominio del Poder Ejecutivo, la Cámara de Representantes, el Senado y la Corte Suprema de Justicia.
No cabe duda de que el nuevo gobierno seguirá una estrategia nacional e internacional que sin duda habrá de alterar el orden mundial en su estabilidad política, económica y militar. Dado que Estados Unidos es la potencia económica con la mayor influencia universal, podemos especular sobre algunas medidas a adoptar, ya que algunas de ellas fueron ampliamente anunciadas durante su reciente campaña electoral. Además, seguramente dará seguimiento a las políticas adoptadas durante su anterior administración.
En el orden internacional, Trump ya manifestó que pretende mediar en los conflictos armados que actualmente pueden escalar a una guerra mundial, a fin de lograr un acuerdo de paz: la guerra de Ucrania, conflicto Medio Oriente extendido a Irán, conflicto Sudeste AsiáticoTaiwán (Asia Pacífico). En otro contexto, también ha anunciado un proteccionismo comercial con mayores restricciones en la ya existente guerra comercial con China Popular, iniciada durante su primer mandato. Asimismo, se proyectan deportaciones masivas de alrededor de 11 millones de indocumentados.
En términos de política comercial invalida la función y la acción de la Organización Mundial de Comercio (WTC), que por tantos luchó por el libre comercio en la reducción de aranceles excesivos.
Sumado a una nueva política que pretende realizar una reingeniería (Trim Down) al gobierno federal mediante el proyecto DOGE, que propone reducir el presupuesto federal con la ayuda de Elon Musk, en $2 trillones.
Es claro que todas y cada una de las medidas mencionadas tendrán de una manera u otra consecuencias en América Latina, por lo que necesitan un análisis de profundidad que no es posible realizar en este artículo.
En esta ocasión nos centraremos en los efectos que causaría el proteccionismo comercial que impondrá la administración Trump.
Para cumplir su promesa de lograr una «América Grande», Donald Trump necesita implementar una política de proteccionismo comercial. Este concepto fue primordial durante su gobierno anterior. Recordemos que la primera orden ejecutiva que firmó en esa ocasión fue la eliminación del tratado de libre comercio con el sudeste asiático. Acto seguido, negó cualquier intento de firmar otro tratado de libre comercio con la Unión Europea, expresando en tal ocasión que «Estados Unidos no volvería a realizar negociaciones comerciales en situación de desventaja ante un conjunto de países». Como tercera instancia procedió a enmendar el tratado NAFTA con México y Canadá haciendo la regla de origen más restringida. No olvidemos que pronto sus asesores en política comercial, como Peter Navarro y Lighthizer, adoptaron una política más restrictiva contra la República Popular China, iniciando así la guerra comercial que se mantiene hasta esta fecha.
Trump recientemente afirmó que «tarifas» es la palabra más bella que existe en el diccionario, las considera un arma potente en la confrontación comercial. Al referirse a China marcó la cancha diciendo que aplicará el 60 % de tarifas arancelarias a los productos chinos y aumentará entre 10 % y 20 % las tarifas universales a todos los demás países.
Esta alza de aranceles los considera necesarios como ingresos aduanales «US Customs Income», que pagan como impuestos agregados las empresas importadoras, ayudando a compensar la baja de impuestos interna que ha prometido realizar.
Trump asume que la estrategia de sobre elevar aranceles obligará a China a dirigir sus automóviles eléctricos, acero, químicos y demás hacia otros mercados. Estos países, a su vez, al aplicar medidas de protección arancelaria, limitarán las importaciones de China e impactarán negativamente en la economía de ese país asiático.
Al entrar Estados Unidos (EE. UU.) agresivamente con aranceles, mientras la segunda potencia económica (China) recurre desesperadamente a fomentar sus exportaciones para salvar su economía, se produce lo que se conoce como «la tormenta perfecta». El economista Eswar Prasad, profesor de la Universidad de Cornell, dice que «el mundo está entrando en una era de proteccionismo». Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, una guerra comercial de la dimensión que plantea el alza arancelaria de EE. UU. con efecto generalizado pudiera reducir la producción económica global en 5 %. También es alarmante el pronóstico de Oxford Economics, que estima que ese nivel de protección del 60 % puede castigar al índice de precio al consumo de Estados Unidos en 0.7 %, y una protección de 10 % en un 0.3 %.
Sin duda, Trump está enfocado en aprovechar los desbalances comerciales de China, cuya balanza comercial muestra un superávit de $1 trillón. Pese al alza arancelaria de Estados Unidos, China ha incrementado sus exportaciones a otras partes del mundo, a menudo con pronunciada balanza comercial a su favor; tal es el caso de El Salvador, donde China es el segundo socio comercial después de Estados Unidos. En 2024, hasta septiembre, las importaciones desde China alcanzaron $1,886.4 millones, mientras que las exportaciones salvadoreñas hacia China sumaron aproximadamente $44 millones en el mismo período.
En este punto es necesario comentar que, para suerte nuestra, Donald Trump en su primer mandato no alcanzó a cancelar el CAFTADR, un tratado de libre comercio altamente beneficioso para Centroamérica y República Dominicana. La ventaja de este tratado es el valor agregado incorporado que contiene su Regla de Origen. Esto quiere decir que una materia prima originaria de cualquiera de los seis países beneficiados puede ser transformada en producto terminado en cualquiera de los seis y luego exportado al mercado de los Estados Unidos libre de aranceles con preferencia comercial. Este tratado ha sido altamente ventajoso en el comercio de muchos productos, entre estos los textiles y ropa confeccionada, incluyendo otras preferencias extensivas a «las telas en escasez de oferta y otras más».
Es primordial para los países CAFTADR velar por que este tratado se mantenga y no sufra menoscabo alguno.