Hasta hace poco, la 4.ª calle poniente y oriente del Centro Histórico de San Salvador estaba atascada de ventas informales, lo que impedía que la población y turistas pudieran apreciar labelleza arquitectónica colonial que aún se conserva en esa área; sin embargo,con el reordenamiento del comercio que ejecutó la alcaldía y el Gobierno, se despejó dicha arteria y quedaron al descubierto dos edificaciones de gran valor.
«Es bien curioso ver que incluso en Google Maps esta calle aparecía cerrada, y gracias a las gestiones de nuestro alcalde Mario Durán con la revitalización podemos ver estas edificaciones, que se ve que estaban durmientes», explicó Hermes Barahona, coordinador del patrimonio arquitectónico de San Salvador, de la Secretaría de Cultura Municipal.
Barahona recordó que en dicha zona del corazón capitalino se construyeron tantos edificios con estilo francés que el historiador Gustavo Herodier, en su libro «San Salvador, el esplendor de una ciudad: 1880-1930», la llamó «La París de Centroamérica».
La proliferación de las ventas informales en la 4.ª calle poniente y oriente llegó al punto en que los comerciantes construyeron en grandes locales sobre la acera, los cuales fueron adecuados con piso de cerámica, instalación eléctrica, entre otros detalles, reduciéndose el libre paso vehicular, hasta que en algunas intersecciones solo los peatones podían transitar.
Una de las intersecciones donde el paso vehicular se redujo por muchos años es la 1.ª avenida sur, es decir, atrás del Palacio Nacional, pero después del retiro voluntario de los vendedores ahora es posible ver una casa antigua que fue construida en la época colonial para que la habitara la familia Altschul, de descendencia alemana, la cual conserva detalles de un estilo arquitectónico europeo. Actualmente es utilizada para la comercialización de ropa para mujer.
De acuerdo con Barahona, la mayoría de las edificaciones de esa zona fueron construidas por primera vez en el último cuarto del siglo XIX (1875-1899) y comienzos del siglo XX (1900), cuando la producción de café estaba en su auge y muchas de las familias que las habitaban se dedicaban a ese rubro.
«La diáspora italiana y alemana convivían en el centro histórico; es decir, la élite económica, política y social estaba aquí en el Centro Histórico; es por eso que estas edificaciones tienen este estilo magno, comenzando por la iglesia El Calvario», detalló el historiador.
Agregó que «la casa de la familia Altschul tiene el estilo arquitectónico art nouveau, y eso se puede apreciar en los detalles de la vegetación, ya sea en las rosas, en las hojas, pero también se pueden observar los estilos lineales que tienen que ver con el neoclásico».
Otra edificación colonial, conocida como la casa de la familia Dueñas, resurgió en la cuadra que está entre la avenida Cuscatlán y la 1.ª avenida sur, construida por el destacado arquitecto Augusto Baratta, quien también erigió otras edificaciones de la zona.
«El estilo arquitectónico [de la casa] es el art nouveau, que destaca los elementos de la naturaleza en la fachada, con una terraza que era para usos que tenían que ver con las costumbres del momento, como fumar, y en su interior tiene techos y ventanales altos que permiten el paso continuo de aire», detalló el historiador.
Cuando la casa de la Familia Dueñas fue construida tenía en su interior un patio central con habitaciones alrededor, mientras que actualmente solo se conserva un pasillo, habitaciones a los lados y atrás un parqueo, que es donde funciona el Hotel El Palacio, donde se pueden hospedar los turistas.
Otros edificios emblemáticos de la época colonial que vale la pena recordar son el Hotel Nuevo Mundo, Casino Salvadoreño, el cabildo y el cine Libertad. Estos últimos estaban frente a la Plaza Libertad.