Solo quienes han protegido a los pandilleros, se aliaron con ellos y pactaron la compra de votos están en desacuerdo con que se combata la delincuencia. Criticar el aumento de militares en el Plan Control Territorial, como lo anunció el lunes por la noche el presidente Nayib Bukele, equivale a ponerse del lado de los criminales.
Si algo conocen los ciudadanos es que la Fuerza Armada ha sido la institución más admirada, respetada y respetuosa de las leyes. Desde el fin del conflicto armado, los militares han cumplido su rol de subordinación al poder civil, incluso si estaban en el gobierno sus antiguos enemigos, como fue el caso de los 10 años del FMLN.
Fue en ese período, sin embargo, que hubo un manoseo de la institución castrense, cuando el ministro a cargo, David Munguía Payés, negoció con las pandillas por órdenes de Mauricio Funes.
Y son precisamente dos diputadas de ese partido político las que ayer salieron a dar una conferencia para oponerse a que haya más militares en el territorio para combatir a los pandilleros. Argumentaron que la Fuerza Armada no ha sido diseñada para labores de seguridad pública. Para el FMLN, la tregua resultó ser una política válida, aunque con ello negoció la vida de miles de ciudadanos honrados.
Los militares en el Plan Control Territorial trabajan en coordinación con la Policía Nacional Civil (PNC) y su tarea también incluye apoyar a otras instancias de Gobierno organizadas ya sea en la distribución los alimentos del Programa de Emergencia Sanitaria (PES) o en la atención de emergencias, como inundaciones o deslaves, así como en el combate de las plagas de langosta o los incendios forestales.
El aumento que anunció el presidente Bukele de 20,000 militares en el Plan Control Territorial, para que la Fuerza Armada llegue a tener 40,000 integrantes, se hará de manera progresiva durante los próximos cinco años, debido a que es necesario capacitar a los jóvenes, un proceso que lleva al menos 15 semanas para cada promoción.
Durante este Gobierno se ha logrado una reducción histórica de los homicidios y de otros delitos, lo que evidencia el éxito del programa implementado por los ministerios de Seguridad Pública y de la Defensa. De manera articulada, la Dirección de Tejido Social también aporta a la estrategia la prevención trabajando con los jóvenes, mientras que otras entidades estatales los preparan para la vida productiva.
Solo los que se benefician de la muerte y del crimen están en contra de que aumente el alcance del Plan Control Territorial. Así lo demostraron en el pasado, con las treguas y la proliferación de los servicios de seguridad privada, y por eso esperamos que hoy se opongan.