La vacuna rusa Sputnik V ha generado división entre los países del antiguo bloque del este que dependían de Moscú, algunos de los cuales la consideran una bendición y otros un instrumento de propaganda del Kremlin.
Los países en la región han sido particularmente golpeados por el virus y están atrapados entre la vacuna —ya disponible— de su antiguo aliado y la resistencia de la Unión Europea (UE) a la influencia rusa.
Los analistas aseguran que las disputas benefician a Rusia y a sus esfuerzos por sembrar la discordia en la región desde que el comunismo cayó hace más de tres décadas.
«Está claro que Sputnik V se ha convertido en una herramienta de poder blando [soft power] para Rusia», dice a la AFP Michal Baranowski, del German Marshall Fund de Estados Unidos.
«El objetivo político de la estrate[1]gia [rusa] es dividir a occidente», dice Baranowski, que lidera la oficina de la Fundación de Varsovia. Eslovaquia se enfrentó a una crisis de gobierno solo unos días después de recibir su primera partida de vacunas Sputnik V el 1.º de marzo.