Bajo ninguna circunstancia se deben tomar a broma las ideas y las palabras de suicidio, especialmente en los adolescentes. No importa si después resulta que solo eran formas extremas de llamar la atención o si eran parte de estrategias neuróticas para manipular la voluntad de los padres y sabotear la autoridad que ellos tienen sobre el hijo. En este sentido es mejor equivocarse por exceso que por defecto.
Si un adolescente expresa ideas sobre el suicidio, se debe averiguar inmediatamente qué está sucediendo. Si resulta que solo era una broma o un juego, pues es un buen momento para hablar de las implicaciones de «bromas» como esas, y de esta manera se puede aprovechar la ocasión para indagar la visión de vida del muchacho y descubrir cómo está preparado para encarar y superar las diversas crisis que la edad le está poniendo delante.
También es la oportunidad para saber cómo piensan los amigos de los hijos adolescentes con respecto a este espinoso tema del suicidio. Si hablan de este asunto, cómo lo abordan y si ha habido intentos de atentar contra su propia vida por parte de algunos de ellos. Y ante este último dato es sumamente importante conocer cuál es el punto de vista de los hijos.
Si luego de esa obligada conversación, los padres del adolescente no se sienten satisfechos con los resultados de ese diálogo, pueden buscar ayuda de un profesional para recibir una adecuada asesoría y hacer el abordaje apropiado. A lo mejor el profesional en salud mental sugiere conversar con el adolescente para hacer una exploración clínica y buscar la solución apropiada según los resultados obtenidos.
Ahora bien, podría suceder que no se trate de una broma, ni de un chantaje o manipulación emocional del hijo adolescente y que él realmente esté pensando en el suicidio como alternativa para poner fin a las crisis que vive o a los problemas que enfrenta. Entonces, con mayor razón, hay que poner atención a lo que el adolescente dice, porque podría estar expresando la crisis que vive, la depresión que experimenta, la amargura y la angustia de su vida, la soledad que le pesa.
Descubrir eso a tiempo puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Si ese fuera el caso, es sumamente importante que papá y mamá entiendan que es el momento de buscar ayuda psicológica para su hijo. Y si ya ha habido intentos fallidos, la ayuda psiquiátrica será necesaria. Hay que entender que los intentos fallidos son como pequeños infartos que van debilitando la calidad de vida hasta que el infarto fulminante destruye el corazón. Con los intentos de suicidio es igual. La persona va a ir probando poco a poco hasta que afine su método personal y acabe con su vida. Por eso es sumamente importante prestar atención a lo que los hijos expresan, para identificar a tiempo, decidir a tiempo, actuar a tiempo.
En estos días de pandemia y cuarentenas, en los que toda la realidad humana ha dado un vuelco completo y se es más consciente de la incertidumbre del futuro, se debe estar muy atento a la salud mental de los hijos, incluso de sus bromas. De todas maneras, como se dice popularmente, entre risa y broma la verdad asoma.