Decenas de pacientes que han padecido la COVID-19 se han recuperado con la aplicación del plasma de convaleciente de personas que previamente recobraron su salud.
Sin embargo, actualmente no existen las reservas suficientes para brindar este fluido a las personas que lo puedan necesitar. Aquí radica la importancia de que quienes ya se han recuperado de la enfermedad se acerquen a donar.
De acuerdo con Jaime Alfaro, coordinador de recolección de plasma de convaleciente del Hospital Nacional de Niños Benjamín Bloom, en San Salvador, existe ausencia de donantes voluntarios, lo que complica el proceso debido a que hay un período específico para proporcionar este fluido y aprovechar los anticuerpos.
«La gente tiene la percepción de que ya no hay necesidad o que la gente no está motivada para donar. La pandemia no ha terminado, siempre está allí, y como nosotros a los voluntarios [que donan] siempre les damos, han de creer que siempre vamos a tener para darles, pero no es así. La afluencia [de donantes] es muy poca», indicó.
No obstante, con la llegada de las vacunas contra la COVID-19, Alfaro afirmó que las personas que han padecido la enfermedad y que ya recibieron la primera dosis del fármaco se convierten en candidatas para donar plasma nuevamente.
En el caso de las personas que nunca han tenido la enfermedad, estas podrían donar siempre y cuando hayan cumplido con la segunda dosis correspondiente al fármaco inmunizador, de manera que su sistema inmunológico cuente con los anticuerpos necesarios para neutralizar.
«Todos los que crean inmunidad por medio de las vacunas pueden convertirse en donadores. Ya no es plasma de convaleciente, sino que se llama plasma hiperinmune, pero tiene la misma función porque la vacuna lo que viene a hacer es a activar el sistema inmunológico, como lo haría la enfermedad sin usted sufrirla», indicó Alfaro.
Sin embargo, a pesar de que existe esta posibilidad, el coordinador del centro de recolección aseveró que cada persona se debe someter al protocolo establecido para detectar la cantidad de anticuerpos que ha producido contra el virus, ya que de esto dependerá si será o no donador.
«Lo que hace la vacuna es aumentar los niveles de anticuerpos en las personas que ya los tienen [por haber padecido la enfermedad]. Hay otras personas que pueden desarrollar una inmunidad de tipo celular que no genera anticuerpos, pero sí tienen defensas [para sí mismas contra el virus], pero estas personas no pueden donar.
Algunas desarrollan las dos [anticuerpos como inmunidad humoral, y defensas como inmunidad celular], pero no depende de la vacuna sino de la respuesta inmune individual», detalló. De igual manera, instó a que quienes ya recibieron la primera dosis de las vacunas contra la COVID, se acerquen a hacerse el chequeo para convertirse en donadores del fluido.
«Por ejemplo, una persona que ya sufrió la enfermedad y tiene la primera dosis de la vacuna, no necesita esperar la segunda dosis para donar. Puede acercarse a hacerse los estudios [para determinar los anticuerpos] y convertirse en donante», sostuvo. Añadió que el hecho de que exista una vacuna contra la enfermedad también repercute en la posibilidad de tener más donantes. «Nos ha abierto la puerta a tener más donadores de plasma para ayudar a los que de alguna u otra manera se contagiaron y están luchando contra la enfermedad», puntualizó.
«La pandemia no ha terminado, siempre está allí, y como nosotros a los voluntarios [que donan] siempre les damos, han de creer que siempre vamos a tener para darles, pero no es así. La afluencia [de donantes] es muy poca».
Jaime Alfaro, coordinador de Recolección de Plasma.