El emprendimiento, que nació en 2018 con una pequeña mesa donde Jéssica Caballero de Paiz ofrecía charamuscas y paletas, se ha convertido en un proyecto que ya cuenta con dos sucursales.
Hielitos Gourmet ofrece sorbetes, raspados, mangoneadas, nieves, chocobananos, entre otros, elaborados con frutas de temporada y productos 100 % naturales.
Jéssica es arquitecta de profesión, pero al nacer su segunda hija decidió quedarse en casa para atender a su familia; sin embargo, a pesar del trabajo en el hogar, sentía que necesitaba generar una entrada extra de dinero.
«Empecé vendiendo charamuscas con mi familia, luego cambié la forma y las presenté en paletas, y vi que estaba funcionando, que llama la atención de las personas. Entonces tomé un curso para preparar helado artesanal y ahí empecé a diversificar los productos», cuenta la emprendedora.

Inició con ocho sabores de paletas de fruta y leche, luego siguieron los heladitos preparados con frutas de temporada, jalea, limón, chile y chamoy; a esto se agregaron nuevos productos como nieves y el sorbete de mango, que es uno de los preferidos por sus clientes.
Al ver la aceptación de sus helados, Jéssica cambió la mesita por un «food truck» o camión de comida que instaló en la avenida Roosevelt, de San Miguel.
A inicios de 2020 retiró el camión pensando en regresar a trabajar como arquitecta, pero con el cierre de la actividad económica a causa de la pandemia por la COVID-19 continuó con su emprendimiento ofreciendo servicio a domicilio gratuito.
«Durante la pandemia me quedé sin empleada, me tocaba dormir a las niñas y ponerme a hacer el sorbete y las paletas, en la mañana abrir el negocio y empezar con los pedidos. Mi esposo hacía las entregas. Inicié con sorbete artesanal, pero con la demanda compré una maquinita casera, pero llegó a ser insuficiente, por lo que hoy tengo otra maquinita que me ayuda a sacar más producción», expresó Caballero.
En 2021, Hielitos Gourmet ya contaba con un establecimiento adecuado para los clientes en la colonia Ciudad Jardín, en San Miguel, y a finales del año pasado inauguraron un segundo local en Multicentro Osicala, Morazán.
En este camino recorrido, Jéssica considera que para emprender se necesita mucha paciencia, trabajo duro, no ver el reloj —ya que no existe una hora de entrada ni de salida— y fe en Dios.