Luis Mejía, presidente de Centro Caribe Sports —organismo deportivo internacional—, declaró la noche del sábado, durante los actos de clausura de los XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe, que los de San Salvador 2023 habían sido «los Juegos más grandes de la historia de la organización, ¡en un año y medio!». Mejía destacó el legado que tendrá El Salvador con los escenarios deportivos que fueron remodelados, ampliados y modernizados por el Gobierno del presidente Nayib Bukele.
Estos XXIV Juegos Centroamericanos y del Caribe también fueron la expresión de superación regional de la pandemia de la COVID-19. Y como prueba del hermanamiento de atletas y pueblos, Mejía resaltó la historia de Colombo Salvador, el perro callejero que fue adoptado por la delegación colombiana y que la acompañará en el regreso a su país. «Colombo es la mejor muestra de que estos Juegos nos devolvieron el brillo que nos quitó la pandemia», señaló.
Esta declaración del dirigente de Centro Caribe Sports borró de tajo las críticas sobre si El Salvador había sido capaz de organizar unos Juegos luego de cargar la «papa caliente» para apadrinar y salvar un evento que parecía quedar en «orfandad» y con el tiempo limitado. Esas dudas se disolvieron desde los primeros días de las competencias, con la majestuosa y colorida inauguración y con el beneplácito de los atletas que resaltaron día a día el calor de los salvadoreños y la calidad de los escenarios de competencia.
«Tengo que decir que lo hemos logrado. Luego de 18 meses podemos decir “¡misión cumplida!”», dijo en la ceremonia de clausura Yamil Bukele, presidente del Indes y del Comité Organizador de los Juegos San Salvador 2023.
También hubo reconocimientos para los miles de voluntarios que colaboraron de manera cívica con los organizadores y para los reos en fase de confianza que trabajaron en los estadios y en los centros deportivos. Gracias a sus aportes, los Juegos fueron una realidad y se desarrollaron con un excelente nivel.
En poco más de dos semanas que duraron los eventos deportivos, El Salvador fue el centro de atención no solo por el resultado de las competencias, sino también por la excelente organización y los escenarios de primer nivel. Miles de personas vivieron la calidez de un pueblo en un ambiente de paz y seguridad y en completa libertad.
Quedan sentadas las bases para la promoción masiva de diversas disciplinas deportivas, un elemento esencial para una sociedad en paz y seguridad.