Sola y sin la más mínima idea de cúal será su destino final, Virginia Escarcastro, de 15 años, cruzó el lunes el Río Grande tras dejar Guatemala. La adolescente forma parte de las decenas de migrantes que a diario buscan asilo en la frontera sur entre México y Estados Unidos.
El incremento de los cruces de familias y menores no acompañados por la frontera sur se ha incrementado entre enero y febrero en un 168% y 63%, respectivamente.
Todo ello, a pesar que las autoridades de Estados Unidos han alertado sobre el peligro de los cruces irregulares a medida que aumenta la cifra de detenciones en el área del Río Grande.
«Estaba sola allá y quería venir con mi papá», dijo la menor a la Voz de América, mientras el grupo de inmigrantes con el que fue detenida por la Patrulla Fronteriza era procesado a la orilla de una carretera en Abram, Texas.
«Llevó más un mes, está muy difícil», expuso la joven de 15 años en referencia al camino que la llevó hasta la frontera sur.
La VOA estuvo presente el lunes 5 de abril cuando agentes de la patrulla fronteriza trasladaban hacia los centros de detención para migrantes a algunas de las personas que fueron detenidas en esta frontera. Imágenes captadas muestran cómo suben a camionetas con destino a estos lugares de acogida temporal.
«Ha sido difícil, difícil, pero gracias a Dios aquí estamos y gracias al señor pues, sufriendo con las chiquitas pero bendito Dios que venimos aquí pues con bien, con vida, porque hay mucho peligro en veces los caminos», expresó a la VOA el inmigrante de Nicaragua, Melvin Hernández, que llegó con sus hijas menores.
Agregó que hace un mes dejó atrás a su natal Nueva Segovia, junto a su esposa Alexi, su hija Mayelsi y Mevelín de 15 y 11 años, respectivamente.
«Fuimos afectados por el huracán, nos dañó nuestra casa y por eso nos vinimos porque la tierra, el solar que teníamos se hizo un gran deslave», explicó la esposa de Hernández, Alexi Carolina Blandón Mendoza, también detenida por la Patrulla Fronteriza el lunes.
La mujer explicó que la desesperación los llevó a buscar el sueño americano y cruzar el río. «Me dio miedo!», dijo la hija menos del matrimonio, la niña Mevelín Carelia Hernández Blandón.
La menor narró lo que más temor le generó: «Que se vaya a dar vuelta una lancha».
El alivio de esta familia será temporal, dado que ahora inician un proceso que puede llevar a que sean expulsados bajo el título 42 y un recordatorio que la frontera está cerrada.