La guerra contra las pandillas emprendida por el presidente Nayib Bukele desde que asumió el poder, en junio de 2019, ha logrado reducir drásticamente los homicidios en El Salvador, un logro que es reconocido no solo a escala centroamericana, sino que en todo el continente y en otras partes del mundo.
Gracias a esas estrategias, que incluyen el despliegue de policías y militares en todo el país y que se complementó con el régimen de excepción, más de 71,000 integrantes de pandillas y colaboradores han sido arrestados y se encuentran en prisión. Debido a ello, las calles, los barrios las colonias, los cantones y los caseríos de El Salvador son mucho más seguros.
Al enviar a prisión a los criminales que antes cometían asesinatos, extorsiones, violaciones, hacían desaparecer a jóvenes y traficaban drogas y armas, los salvadoreños conquistaron la paz que siempre anhelaron y pudieron empezar a impulsar todo el potencial dentro de sus comunidades.
Conseguir la seguridad ha sido un paso muy importante para que jóvenes puedan ahora disfrutar de espacios comunes en completa tranquilidad y para que el país entero pueda acoger sin ningún problema eventos internacionales, como los recientes Juegos Centroamericanos y del Caribe, las competencias de surf o el próximo certamen de Miss Universo.
Gracias a este éxito en el combate de las pandillas, que devino en la reducción de la criminalidad en el país, el presidente Bukele tiene una aceptación de más del 95 % entre la población, lo que lo ha catapultado para buscar un segundo período al frente del Ejecutivo.
Los detractores del Gobierno critican que a los pandilleros se les trate con dureza en el Cecot, cuando antes no se pronunciaron por las víctimas de unos delincuentes que fueron incapaces de respetar la vida, el honor o la dignidad de sus víctimas, y que, al contrario, hacían gala de su barbarie en redes sociales, imponiendo con ello el terror en las comunidades.
Para más de 6 millones de ciudadanos honrados y trabajadores, la detención de los pandilleros y sus colaboradores es una verdadera buena noticia y algo por lo que se ha luchado y aspirado durante muchos años. En las décadas en que ARENA y el FMLN fueron gobierno, antes que un combate a las maras, lo que hubo fue una alianza y asociación ominosa para obtener beneficios políticos y económicos. Por eso ambos partidos políticos están en la decadencia y se encaminan a su extinción en las urnas, por no haber cumplido con las promesas y las expectativas de toda una nación.