A las 5 de la mañana, Abraham Peña ya está listo para ir a la escuela. Tiene 17 años y estudia noveno grado en el Centro Escolar Caserío Las Brisas Mandinga, en el cantón El Presidio, en el departamento de Sonsonate.
Abraham, junto con su familia, compuesta por seis personas, vive en una casa hecha de bahareque, cercana a una zona en la que siembran y cosechan sus propios granos básicos y algunas verduras.
Desde pequeño, este joven se caracterizó por su excelencia académica y su actitud positiva ante la vida. Esto lo demuestra todos los días, cuando desde que se levanta le ayuda a su madre en los quehaceres del hogar, para después alistarse y asistir a la escuela. Aquí se esfuerza a diario por convertirse en uno de los mejores estudiantes de su clase.
Como una meta a corto plazo, se ha propuesto no solo sacar su bachillerato, sino estudiar ingeniería mecánica automotriz. «Me gusta todo lo relacionado con la mecánica automotriz. Sé que tengo habilidades y destrezas para este trabajo y sé que puedo hacerlo», enfatizó el joven.
Además de soñar con una carrera profesional, el estudiante desea convertirse en el soporte económico de su familia y apoyarlos en todas sus necesidades. «Quiero brindarle una mejor calidad de vida a mi familia, y esto lo quiero lograr a través de mi esfuerzo y mis estudios», especificó.
Posterior a sus estudios, a Abraham le gusta ayudar a su familia con la siembra de la milpa y de granos básicos como maíz y frijol, además de algunas verduras como güisquil, tomate o pepinos. Esta es una labor que el joven, junto a sus cuatro hermanos, desempeña para dar un aporte a su hogar.
«Desde que tenía siete años empecé a aprender el proceso para sembrar los granos básicos. Después aprendí cómo fumigar y podar. Cuando en mi familia estamos por cumplir los 18 años, ya podemos trabajar en la siembra, para poder brindar un aporte económico extra en el hogar», expresó.
Desempeñar el oficio en el caserío también implica que le debe enseñar la técnica a sus hermanos menores, una acción que el joven hace con mucho esmero, ya que es una labor que pasa de generación en generación. «Vamos haciéndolo de herencia, como somos cinco hermanos, el hermano mayor le enseña al más pequeño y así nos vamos enseñando el oficio mutuamente», comentó.
Además del estudio, en el que disfruta mucho la materia de sociales y aprender sobre la historia nacional, Abraham disfruta de jugar fútbol con sus amigos y compartir su tiempo libre con su mascota Yordi, un perro que tiene dos años de formar parte de la familia.
«Mi mayor sueño es ver a mi hijo graduado de bachillerato o llegar a la universidad; pero es difícil, ya que no nos alcanza económicamente para eso. Espero que todos mis hijos sigan perseverando para alcanzar sus metas y lograr los sueños que se han propuesto», expresó Milagro del Rosario García, madre de Abraham, quien junto con su esposo, Manuel Peña, luchan a diario para darles lo mejor a sus hijos y apoyarlos.