Tortugueros de cinco comunidades residentes en la isla de Montecristo y en las riberas de la bocana del río Lempa, en la zona baja de Tecoluca, San Vicente, en un esfuerzo conjunto, comenzaron la reconstrucción del tradicional vivero, una estructura que funciona como corral de incubación artificial de huevos de tortugas marinas desde hace más de 12 años.
Según representantes del sector, el proyecto es de vital importancia para el bienestar del ecosistema en general y la pesca en la zona. En su momento, fue impulsado por lugareños organizados, con el apoyo de varias organizaciones no gubernamentales y el respaldo de la cooperación internacional, pero desde hace algunos años la ayuda disminuyó.
Giovanni Díaz, director de Comunicaciones de la Asociación Intercomunal en el Sitio Ramsar del Estero Jaltepeque, Sector Costa de Tecoluca (Asidcosta), manifestó que la meta para la temporada de anidación es incubar 150,000 huevos y liberar con éxito 142,500 crías al mar, pero que lograr este objetivo requiere de ingresos que la organización no alcanza a cubrir.
Actualmente, gracias a la gestión de Asidcosta, junto con la Asociación Mangle, el proyecto contará con el apoyo de Seacology, ya que donará herramientas de pesca a los tortugeros que colaboran en diferentes actividades, además de la compra de materiales e insumos de construcción.
Al esfuerzo se suma la Unidad de Proyección Social de la Facultad Multidisciplinaria Paracentral de la Universidad deEl Salvador, que colabora con las comunidades desde mediados de 2020 para mejorar la calidad de vida de las familias de la zona.
«Nuestro principal obstáculo cada año es encontrar recursos para darle seguimiento al proyecto, es decir, comprar desde un clavo hasta otros materiales para reconstruirlo todos los años, aparte de la compensación económica para los que recogen las nidadas y el traslado a la incubadora para que los viveristas se hagan cargo del proceso», expresó Díaz.
Agregó que agradecen el acompañamiento técnico y legal del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), que les ha facilitado el acercamiento con los liderazgos locales para obtener los permisos necesarios.