Siempre he sido fanático de las películas, pero desde hace unos tres años me he vuelto más fanático de las películas infantiles; por supuesto que el motivo es esa persona que vive en mi casa y me dice papá. En una buena cantidad de películas infantiles a lo largo de los años he percibido cómo estimulan que los niños eviten ser menospreciados por sus ideas, que con el apoyo suficiente y el objetivo claro pueden lograr concretarlas.
He visto imágenes en redes sociales con la frase «hay talento, solo falta apoyarlo». Me ha parecido una maravilla la cantidad de personas que están iniciando sus pequeños negocios, que ahora es normal escuchar la palabra «emprendimiento», hay de todo tipo: ventas de postres, de accesorios, de artículos electrónicos y muchos más. Me fascina la idea de evitar el menosprecio a la idea de monetizar una habilidad o responder a las necesidades de las personas, teniendo el mínimo de capital; eso creo que es el resultado de todas esas películas infantiles que estimulan a las ideas de iniciar con pequeños negocios.
A cada generación se le ha asignado un nombre, tienen un rango de años en los que nacieron y características generales de acuerdo con la realidad cultural, científica y tecnológica que los ha influenciado; sin importar la edad, época, generación y entorno, las ideas siempre han sido para responder, solucionar o disminuir una necesidad, como bien lo dice la frase del filósofo griego Platón: «La necesidad es la madre de la invención».
Soy parte de una fundación que apoya a personas con discapacidad. Es un honor que me permitan estar en el equipo de salud mental y también que me tomen en cuenta para sus eventos, porque me permitieron participar de una feria de ciencias inclusiva. La feria de ciencias tiene cinco categorías y luego de la revisión de los proyectos quedaron los finalistas, donde conocí a jóvenes con ganas de mejorar el mundo. Quedé maravillado con sus ideas, sistemas de riego para la agricultura, generadores de energía, bibliotecas virtuales, juegos de mesa, aplicaciones de estudio para dispositivos inteligentes, alternativas para disminuir el plástico del agua envasada, programas sencillos de facturación y hasta cerraduras inteligentes.
Estoy seguro de que después de leer esos proyectos podrán decir que ya existen todo ese tipo de ideas, pero lo que me dejó sorprendido fueron tres cosas: la primera, la justificación a su proyecto, porque todos buscaban una alternativa que ayude ante necesidades; la segunda, que habían utilizado elementos sencillos, de bajo costo, para que estuviera casi al alcance de todas las personas que lo quisieran; la tercera, el esfuerzo ante sus principales obstáculos, porque debían buscar apoyo de adultos, ser verdaderos autodidactas, manejar la frustración cuando algo no resultaba como esperaban y evitar desmotivarse por los comentarios negativos.
De todo corazón deseo que las personas que participamos en ese evento sigamos apoyando a los jóvenes con sus ideas, y ustedes que lo están leyendo en este momento, evitemos comentarios negativos ante ideas que necesitan ver la luz; permitamos a los jóvenes que intenten las veces que sea necesario y esté a su alcance para que logren esa idea que puede ayudar a responder, solucionar o disminuir una necesidad; permitamos que sueñen, que ejecuten la idea y en el camino que realicen los ajustes necesarios hasta lograrlo. Una vez fuimos jóvenes y habría sido maravilloso que tomaran en serio nuestros sueños de cambiar un poquito al mundo.