El maleficio o embrujo que había caído sobre Alianza jugando en el estadio Óscar Quiteño se acabó. Pasaron 14 años y casi ocho meses para que los paquidermos celebraran en ese escenario y fue gracias a un gol de Duvier Riascos por la vía del penalti.
Con la convicción de ampliar la paternidad sobre los albos, así comenzó el partido el plantel tigrillo. Entrar por los costados fue la mejor fórmula del local que tenía convicción de amarrar otra victoria ante el líder.
En los primeros cinco minutos, ante la adormecida defensa de los capitalinos y los primeros reclamos de Stiwar Mena sobre el juez de línea, Luis Peralta entró con pelota dominada al área, pero intentó picarla frente a Mario González, pero el guardameta albo se quedó con el balón.
En un abrir y cerrar de ojos, otro centro por la misma banda, pero Erivan Flores no le pudo dar dirección a meta con la testa. Esas dos llegadas de peligro con un cabezazo de Peralta (18’) que aruñó González y chocó en el poste, eran los primeros avisos tigrillos.
Es que Alianza no estaba cómodo en la cancha. No tenía conexión entre las líneas. Se notaba en demasía la ausencia de los estelares Marvin Monterroza y Narciso Orellana, sancionado y lesionado respectivamente.
Óscar Rodríguez y Harold Osorio fueron los encomendados para esas funciones de creación y destrucción en el medio campo, pero se notaba el poco entendimiento. De inmediato se sumó Michell Mercado a apoyarlos, pero los albos perdían presencia en ataque, solo con Duvier Riascos en punta, pero el colombiano era ahogado por Rudy Clavel y Roberto Chen.
En este esquema había poca oportunidad para que los laterales Bryan Tamacas y Alexis Renderos pudieran subir a atacar. Eso se vio mermado, además, por todo el trabajo que daban Wilma Torres y Kevin Reyes por los costados.
La primera parte fue toda de FAS. Alianza se notaba limitado, pero se venía el descanso del medio tiempo para apretar las tuercas flojas y tratar de romper el maleficio del Quiteño, donde no gana desde hace más de 14 años.
Tigana Meléndez, técnico de los paquidermos movió su tablero para intentar meterse al juego. Llegaron para los segundos 45’ Polaco Marroquín en lugar de Ezequiel Rivas para adelantar a Tamacas por la derecha. Se fue Osorio y dio paso a Iván Mancía, que se quedó en el centro de la zaga y Henry Romero pasó a jugar como volante de marca.
En la primera ocasión de la segunda parte que Alianza se metió al área tigrilla, tras un mano a mano de Riascos ante el portero Kevin Carabantes, en la pelota suelta llegó Juan Carlos Portillo para tratar de anotar, pero el meta lo derribó y se sancionó el penalti.
Era la mejor oportunidad para que Riascos, quien tomó la pelota para el cobro, inyectara su veneno, el que lo tiene como máximo artillero del torneo. Y así fue, el colombiano le metió toda la parte interna al balón y dejó petrificado a Carabantes y no tuvo más remedio que ir a destrabarla de la red. Era el 1-0 (56’) a favor de Alianza, que pocos méritos había hecho para estar ganando.
Solo minutos después de verse abajo en el marcador, Zarco Rodríguez, timonel de FAS, respondió enviando toda su artillería a la cancha. Llegaron Clayvin Zúniga, Dustin Corea y Tomás Granitto, todos con proyección ofensiva.
El técnico de los fastanecos había avisado en la previa que quería mantener la paternidad ante los blancos, pero se le estaba escapando de las manos.
Pero FAS volvió a arrinconar a la visita, le empezó a dar un trato hostil. Sin embargo, el cuadro blanco ya se miraba más acomodado y como podía rechazaba todo del área. El líder del torneo solo se había quedado a esperar un contragolpe, no tenía muchos más argumentos en ataque.
Los asociados terminaron luchando por el tanto del empate, Alianza cuidando el resultado y tomando con calma hasta que llegara el pitazo final. Una atajada más de González estaba preparada para celebrar, después de 14 años y casi ocho meses un triunfo en el Quiteño.