El Senado estadounidense aprobó este martes el enorme plan de ayuda de $95,000 millones para Ucrania, Israel y Taiwán, fruto de meses de arduas negociaciones en la Cámara de Representantes. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció que desea enviar armas a Ucrania «esta misma semana».
Del total, los legisladores asignaron $61,000 millones para Ucrania, en batalla con Rusia; el paquete también contempla $13,000 millones en ayuda militar para Israel, en guerra contra el grupo terrorista Hamás en la Franja de Gaza, y más de $9,000 millones para «satisfacer la urgente necesidad de ayuda humanitaria a Gaza y otras poblaciones vulnerables en todo el mundo».
Además, incluye $8,000 millones más para ayudar a Taiwán «a contrarrestar las potenciales amenazas de China, que amenaza con reincorporarlo a su territorio algún día, incluso mediante la fuerza».
«No hagamos esperar ni un momento más a nuestros amigos de todo el mundo», dijo el líder demócrata Chuck Schumer.
Una vez pasado el Congreso, el proyecto se convertirá en ley con la firma del presidente Joe Biden. «Firmaré este proyecto de ley y me dirigiré al pueblo estadounidense tan pronto llegue a mi despacho (este miércoles) para que podamos comenzar a enviar armas y equipos esta misma semana», aseguró Biden en un comunicado, al considerar que la aprobación del Congreso demostró que Estados Unidos «apoya de manera resuelta la democracia y la libertad, en contra de la tiranía y la opresión».
No existía prácticamente ninguna duda de que se aprobaría este enorme programa de ayuda militar y económica, que el presidente Biden llevaba meses reclamando y que cuenta con el apoyo de los congresistas demócratas y republicanos.
El paquete fue admitido el sábado por la Cámara de Representantes.
El lunes Biden prometió a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, enviarle ayuda militar «rápidamente».
El ejército ucraniano se enfrenta a una escasez de reclutas y de munición que lo debilita ante la constante presión de las tropas rusas en el este.
La situación en el frente puede empeorar hacia mediados de mayo y principios de junio, que será un «periodo difícil», advirtió el lunes el jefe de la inteligencia militar ucraniana, Kirilo Budanov.
El plan de ayuda también autoriza al presidente Biden a confiscar y vender activos rusos con el fin de que puedan utilizarse para financiar la reconstrucción de Ucrania, una idea que gana adeptos en otros países del G7 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados).
El Congreso de Estados Unidos lleva casi año y medio sin aprobar un paquete de ayuda para su aliado.