Las precipitaciones y los fuertes vientos causaron destrozos y dejaron poblaciones sumergidas, mientras decenas de rescatistas intentaban llegar a las zonas incomunicadas donde aún quedaban miles de personas aisladas.
Se trata del más reciente de una serie de desastres climáticos que suceden en los últimos meses en Brasil, y el más mortífero en el estado de Rio Grande do Sul.
«Lamentablemente recibí la confirmación de cuatro nuevos fallecidos», con lo que el total de muertos sube a 31, dijo el gobernador Eduardo Leite, quien describió «un evento absolutamente fuera de lo común».
El gobierno había dado cuenta anteriormente de seis nuevos muertos, respecto al balance del martes de 21.
Las abundantes lluvias y los fuertes vientos afectaron a 70 municipios y a más de 52.000 personas. Además las autoridades dieron cuenta de más de 5.300 personas que debieron abandonar sus hogares.
Las autoridades afirmaron haber rescatado a miles de personas mientras continuaban los esfuerzos en una carrera contra el tiempo -con aeronaves y barcos- para llegar a las regiones más apartadas.
«Hay muchas familias todavía sobre los tejados de las casas», informó el gobernador.
Leite se dijo especialmente «preocupado» porque «la previsión para el final del día y mañana es que vuelvan las lluvias», con posibilidades de nuevas inundaciones. «Los suelos están encharcados y los ríos están llenos», dijo.
«Desolador»
Leite sobrevoló las zonas castigadas desde la madrugada del lunes junto a una comitiva del gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
«Encontramos un escenario triste y desolador», escribió en X (antiguo Twitter) Paulo Pimenta, jefe de Comunicación del gobierno.
La localidad de Muçum, donde fueron localizados 15 cuerpos, quedó parcialmente sumergida.
La emergencia en Muçum y en la vecina localidad de Roca Sales obligó al uso de un camión frigorífico para transportar los cuerpos de las víctimas, según la prensa local.
«Ayer el agua comenzó a bajar al final del día. Es algo que asusta. Destruyó todo. Roca Sales, hoy, no tiene más nada», dijo su alcalde, Amilton Fontana, citado por el sitio A hora.
Entre los fallecidos por el ciclón está una mujer de 50 años que perdió la vida en la localidad de Lajeado al caer a un río tras romperse el cable con el que un socorrista la intentaba rescatar.
En la población de Passo Fundo un hombre murió electrocutado y en la de Ibiraiaras una pareja falleció cuando su auto fue arrastrado por la corriente mientras atravesaba un puente.
Fenómenos extremos
Brasil sufre fenómenos extremos frecuentes, y los científicos apuntan a un vínculo con los efectos del cambio climático.
En junio, un ciclón dejó al menos 13 muertos en el mismo estado de Rio Grande do Sul, mientras miles de personas fueron evacuadas o perdieron sus casas.
En febrero pasado, 65 personas murieron por deslizamientos causados por lluvias récord que azotaron Sao Sebastiao, un destino turístico de playa a unos 200 km de la ciudad de Sao Paulo (sureste).
En esa ocasión, cayeron más de 600 mm de lluvia en 24 horas, más del doble de lo esperado para el mes.
Los expertos también atribuyen los efectos devastadores a una urbanización descontrolada.
Unos 9,5 millones de los 203 millones de habitantes de Brasil viven en áreas de riesgo por deslizamientos o inundaciones.