Telas, agujas, hilos de colores, óleo y mucha imaginación son los elementos indispensables que desde hace 30 años utiliza Mirna Serpas para crear cuadros que, vistos de lejos, parecen obras creadas totalmente con pintura. Al entrar en su casa, en todas las paredes, hay cuadros que ella y sus alumnas han realizado a lo largo del tiempo, y que hoy forman parte de su gran legado.
Serpas aprendió el bordado en Guatemala con Julia de Cabrera, su maestra y mentora, quien ideó mezclar el bordado con el óleo.
Mirna vivió en el vecino país durante17 años, pero en 1994 regresó a El Salvador con la idea de enseñar y tener su propia academia. Así fue como convirtió su hogar en un lugar de enseñanza donde no solo compartió las técnicas, sino que creó «una gran familia de mujeres» quienes al tiempo que aprenden intercambian historias.
«Aquí habemos solteras, viudas, divorciadas, de todo […] entre todas nos arreglamos el corazón o le buscamos uno nuevo; pero, eso sí, lo que aquí se dice, aquí se queda», dicen entre risas algunas estudiantes.
Mirna ganó reconocimiento cuando formó parte de una revista televisiva donde cada jueves enseñaba, a través de la pantalla, a bordar.
«Me tocaba llevar un cuadro pintado, un cuadro a medias, un cuadro finalizado y ya terminado con sus detalles, era hacer en una semana cuatro cuadros, eso me dio a conocer», comparte.
Otro de los momentos que atesora, y que también marcó su trayectoria, fue una exhibición que realizó en Francia. Con 10 cuadros participó en la exposición «La paleta europea», junto a representantes de otros 135 países.
«A una de mis cuñadas le regalé un cuadro, se lo llevó a Francia y allá lo vio la cónsul de El Salvador y le dijo “Acá hay una exposición, esto está divino para ponerlo”. Me contactaron y tenía que llevar cuadros con referencia indígena. El Ministerio de Relaciones exteriores me ayudó para poder salir. Hicimos rifas para comprar el pasaje y mi sorpresa fue que cuando llegaron los del comité organizador quedaron fascinados. Ese año, por primera vez, una misma persona se llevaba el primer lugar del comité y del público. En la premiación todo lo dijeron en francés, mi cuñada me tradujo y me dijo “Usted ganó los dos premios”, y yo fascinada», dice.
Para Mirna, el hecho de enseñar a cientos de mujeres no solo ha significado mostrarles cómo crear cuadros para vender y obtener alguna ganancia, sino que es una actividad que les ayuda emocionalmente.
«Este arte sirve para la depresión, la ansiedad, la soledad, para quienes están pasando por un divorcio y las que acaban de enviudar. Se puede ver un gran cambio en cómo vinieron aquí y cómo están ahora […] Para mí, ellas son mis ángeles terrenales porque me dan vida y dicen que yo les doy vida a ellas, es mutuo» afirma.
El cierre con broche de oro, hilos y aguja
Luego de 30 años de «explorar un mundo donde la paciencia se entrelaza con la imaginación y donde cada puntada cuenta una historia única», y con casi 70 años de vida, Mirna Serpas se retira de su academia y cede el turno a sus pupilas para que sean ellas quienes sigan tejiendo sueños y entrelazando vidas a través del bordado.
Para cerrar su etapa, la maestra realizará una última exposición junto a sus estudiantes que será inaugurada el próximo sábado (6 de abril), en La Casona de Galerías Escalón, a las 6 de la tarde (en el Paseo General Escalón).
«Cuando la gente ve los cuadros en las exposiciones piensa que no lo pueden hacer, pero como trasladamos la clase al lugar allí se dan cuenta que cualquier persona, sin importar la edad, lo puede realizar. Hay varias alumnas que dan clases en diferentes municipios, entonces, mando a las personas donde ellas para que no se movilicen tanto», indica.
Los precios de los cuadros rondan los $20 y si se desea comprar el kit completo con su cuadro, aguja, tijera y demás instrumentos cuesta alrededor de $25.
La exhibición en La Cason estará abierta hasta el martes 30 de abril y cerrará con la rifa de un cuadro creado por Mirna Serpas.
«En las exposiciones yo siempre rifo un cuadro creado por mí. Las personas que lleguen o las alumnas pueden comprar por un dólar el número, participar y ganarse el cuadro», detalla.
Si alguien desea ser parte de la academia de bordado, Serpas deja a sus pupilas para que sean ellas quienes continúen con el legado artístico. Durante la exhibición en La Casona puede acercarse a algunas de las expositoras y pedir información para aprender a bordar.