El pueblo salvadoreño se expresó de manera muy clara en las elecciones de este año. En la primera reconoció ampliamente el trabajo del presidente Nayib Bukele y votó para que continúe dirigiendo al país. Con el 85 % de la votación para él, queda de manera incuestionable que es el mejor gobernante que El Salvador ha tenido en la historia.
Por un lado, ha cumplido con el pueblo las promesas de campaña de su primera administración, por lo que se vuelve confiable para que continúe con su programa por otros cinco años más. Además, el presidente Bukele ha mantenido un estrecho contacto con la población, comunicando efectivamente sus decisiones, reflexiones y posturas políticas, lo que ha generado un interesante fenómeno en torno a su figura. Por muchos lugares vemos a pequeños comerciantes ofrecer una variedad de productos inspirados en el presidente, desde camisetas, gorras, pinturas hasta cerámica. Se trata de la expresión del orgullo nacional de tener al mejor presidente de la región.
En la misma fecha que los salvadoreños eligieron masivamente a Nayib Bukele como su presidente, también votaron por diputados. Ahí el porcentaje disminuyó, mostrando que, si bien hay claridad de dar todo el respaldo para que el presidente tenga el acompañamiento de sus programas de Gobierno, también hay otros elementos que priorizaron a los candidatos como personas y premiaron a unos y castigaron a otros.
Ese mismo fenómeno sucedió un mes después con las alcaldías, pero con un porcentaje menor de votación y con mayor variedad en las opciones ganadores.
Sin embargo, hay un patrón. En general, los ciudadanos apostaron por candidatos que apoyarán el proyecto del presidente Bukele. Así, hay la misma cantidad de diputados de partidos aliados a Nuevas Ideas que los de oposición: tres y tres.
En el caso de las alcaldías, Nuevas Ideas y los partidos aliados suman 43 municipalidades de 44. Y más que ARENA, Milagro Navas consolidó su voto de Antiguo Cuscatlán en La Libertad Este.
El caso más decepcionante es el del FMLN. Sus 204,000 votos de las presidenciales se diluyeron en las legislativas y municipales. No tendrá un solo diputado ni administrará alcaldía alguna. Quedó borrado del mapa político. Por eso muchos analistas, incluyendo al primer presidente de la izquierda, el prófugo Mauricio Funes, sugieren que desaparezca, que el FMLN se disuelva y dé paso a algo nuevo. Llegó el tiempo de desaparecer, pero en el Frente nunca estuvieron dispuestos a actuar de acuerdo con los tiempos.