En nuestro idioma hay una cantidad considerable de palabras, y de acuerdo con cada cultura o sociedad pueden variar algunos significados; poder comunicarnos con las personas verbalmente es maravilloso, en ocasiones podemos expresar todo aquello que nos carga emocionalmente, en otros casos podemos transferir conocimientos o experiencias que apoyan a los demás, entre otros usos positivos.
La comunicación es bidireccional, hay alguien que emite un mensaje y otra persona lo recibe, e intercambian roles en la comunicación. Hay algunos factores asociados al lenguaje verbal que resumidos en una palabra sería paralingüística. Estos factores son el tono, si es en aumento o disminución; el ritmo, la velocidad o cantidad de palabras que podemos expresar en un tiempo determinado; también tenemos el volumen o la fuerza con la que se escuchan nuestras palabras, bajo, medio bajo, alto, muy alto; el timbre que es muy particular en cada persona, se conocen el agudo y grave; y el último factor, no menos importante son los silencios, que pueden ser pausas o expresiones que no son exactamente silencios o ausencia de sonido, como los suspiros.
Es increíble cuanta información puede transmitir un suspiro en una conversación; cuando repentinamente percibimos el olor de la comida que es de nuestro agrado, suspiramos, que puede significar deseo. Cuando por situaciones de la vida recibimos una noticia que consideramos desfavorable, suspiramos, podría significar pesar; en ocasiones nuestras actividades cotidianas se multiplican o vivimos varias situaciones de estrés, suspiramos, es algo que podríamos entender como cansancio.
Las palabras son importantes en la comunicación, debemos tener una escucha activa para comprender el mensaje que quieren expresarnos, pero no debemos omitir esos factores asociados al lenguaje que también están comunicando, en ocasiones algo que las personas no quieren expresar con palabras.
Dentro de todo lo que podemos comunicar sin decir palabras, adicional a la paralingüística, está el lenguaje corporal. Todo aquello que expresamos con nuestra expresión facial, como movimientos de cejas, la presión en nuestros labios o la sonrisa; la mirada como movemos nuestros ojos, hacia donde miramos y la frecuencia con que lo hacemos; la postura de nuestros brazos donde podemos expresar si estamos prestando atención, o con la posición de nuestras piernas que podemos transmitir aburrimiento y desgano; finalmente está la proximidad, que puede decir el nivel de confianza que tenemos con las personas o si nos sentimos a gusto.
Con todo lo anterior podremos mejorar la comunicación con las personas que interactuamos, lograremos identificar mejor los mensajes y también demostraremos que estamos escuchando, que nos importa lo que nos están diciendo. ¿Cuántas veces hemos tenido diferencias de opinión, malentendidos o discusiones por no estar prestando atención a este tipo de detalles? Algo que debemos aprender a dominar los seres humanos es guardar silencio, tan sencillo pero al mismo tiempo tan difícil, logrando esto tendremos mejores conversaciones, mejores relaciones interpersonales y, en ocasiones, será mucho mejor que cualquier frase que podamos decir.
Un proverbio japonés dice «procura que tus palabras sean mejor que el silencio», hay que meditar un momento antes de hablar y si consideramos que esas palabras o esa frase terminará generando algo poco positivo, será mejor expresar lo que deseamos estrechando las manos de la otra persona o abrazándola, porque esto también expresa cuando las palabras no son suficientes o son innecesarias. Todo comunica.