«Hola, ¿cómo se llama?, que bonita eres, ¿para dónde va?», son algunos de los piropos que recibe a diario María Eugenia Mendoza, una joven de 25 años, y que se consideran acoso sexual.
«Siempre te dicen cosas y lo dicen con morbo porque, aunque no sean ofensivas el morbo ahí está. Se siente feo y te privas de varias cosas porque ya no podés salir en short o vestido porque sentís que se te quedarán viendo, te dirán cosas y entonces preferís no hacerlo», explicó Mendoza.
La joven vive en una colonia de Soyapango y asegura que no hay día en que no sea acosada sexualmente en la calle.
«Mayormente en la noche, los panaderos pasan y me dicen cosas. Es bien triste porque uno no puede salir tranquila porque siempre hay alguien que te dirá cosas. Uno igual si se viste con prendas cortas es por sentirse libre no por llamar la atención», mencionó.
Mendoza asegura que sería grato salir y andar por las calles sin temor de ser acosada y piensa que en estos casos es complicado denunciar porque son personas desconocidas.
«No confío en el sistema judicial y pienso que si denuncio solo me aceptarán algún documento, pero si no tengo los datos del acosador o al menos algo que lo identifique será por gusto», dice la joven.
Mendoza es una de las tantas víctimas que sufren acoso sexual callejero. Los piropos, silbidos o roces indeseados son conductas que configuran este delito.
JOVEN FUE ACOSADA POR UN VECINO Y POR SU JEFE
Rabia, impotencia y enojo son los sentimientos que le generó a Claudia Lemus, una joven de 33 años, ser acosada sexualmente en dos ocasiones, una vez su colonia por un vecino y en su trabajo por su jefe.
«Han sido experiencias fuertes y más que acoso creo ya forman parte del abuso sexual», aclara Lemus. La primera vez que fue víctima de acoso tenía 16 años cuando uno de sus vecinos se aprovechó de ella hasta el punto de tocarla.
«El hombre era conocido de mi mamá, vivía en la misma colonia, me decía cosas y llegó al punto de tocarme. Tuve mucho miedo y en aquel momento me daba pena decir algo de eso», narró Lemus.
«Él estaba de espaldas por eso no pude hacer nada. Fue bastante atrevido. Al sentir el tocamiento me di rápidamente la vuelta, pero salió corriendo. Esa situación fue horrible y frustrante», describe Lemus.
Frustrada y con miedo, así quedó Lemus tras esa ocasión. Lastimosamente, diez años más tarde volvió a ser acosada en su trabajo.
«Fue un jefe que me acosó. Me agarró a la fuerza y cómo pude me escapé. Nunca lo denuncié porque obviamente era mi jefe, tenía miedo de lo que podía suceder y sobre todo porque tenía necesidad de trabajo y en este caso, como es tu palabra contra la de un subalterno y terminas perdiendo», dice Lemus.
Pasaron muchos años para que Lemus sintiera la seguridad y la confianza para poder contar sus experiencias que, hasta la fecha, le causaron mucho daño.
«Emocionalmente si te juega bastante en contra, de pequeña me afectó en mi vestir, desde entonces pensé que yo era la del error por cómo me vestía cuando en realidad uno no es culpable», mencionó la joven.
«Cuando íbamos en el carro, se detuvo, me dijo cosas e intentó abusarme», dice joven víctima
«La desconfianza ha sido la principal consecuencia que ha dejado en mí el haber sido víctima de acoso sexual», dice Yamileth Pérez, una joven de 25 años, quien fue acosada sexualmente por un colega.
«De ese día solo recuerdo que me sentía triste, impotente. Fue hace muchos años que participé en un diplomado y la mayoría de colegas eran mayores y ya tenían sus trabajos. A los meses uno de mis compañeros me agregó a redes sociales, tenía mis contactos, todo por cuestión amistosa», narró Pérez.
Sin embargo, la joven no se imaginaba lo que podía llegar a suceder. «Él comenzó a escribirme, me saludaba o comentaba mis fotos. Siempre he tratado de ser respetuosa y a veces respondía, pero luego él fue cada vez más intenso», añadió.
A los meses, el hombre le dijo a Pérez que había una oportunidad de pasantía en la empresa en la que él trabajaba «yo confiada le dije que estaba interesada, así que decidí verme con él. Ese día quisiera borrarlo de mi memoria. Él me dijo que nos íbamos a reunir en cierto lugar, al llegar me dijo mire la llevaré a la empresa. De repente, cuando ya íbamos de camino se detuvo, y me empezó a decir cosas y a tal punto que intentó abusar de mi», relató.
Pérez como pudo logró bajarse del carro y salir corriendo, «no sabía qué hacer, más que estaba lejos, solo me bajé y corrí lo más que pude. Gracias a Dios no me siguió, luego llegó mi papá a traerme y le conté lo sucedido. El hombre luego de eso, ese mismo día, me puso halagos en mis redes, me escribía que había malentendido las cosas, decidí eliminarlo, pero pasaron varios meses que me escribía de otras cuentas por lo que decidí cerrar mis redes», agregó la joven.
La joven dice que esa experiencia ha sido una de las peores que ha vivido y que si en estos momentos le hubiera pasado algo así no dudaría en denunciarlo «porque lo que me hizo a mí estoy segura se lo hizo a otras jóvenes», dijo Pérez.