El cohete que ensaya la NASA con destino a la Luna regresa a su hangar de construcción para reparaciones la próxima semana, aplazando la fecha más próxima de lanzamiento de una misión no tripulada para finales del verano boreal.
Desde el primero de abril la agencia espacial ha tratado de completar sin éxito un ensayo general del lanzamiento, incluida la carga del combustible propulsor y un conteo regresivo hasta los últimos 10 segundos antes del despegue y sin encendido motores.
Sin embargo, el equipo de la NASA ha encontrado varios problemas técnicos, entre ellos una fuga de hidrógeno líquido.
Una válvula defectuosa impidió el llenado de la parte superior evitando el suministro del nitrógeno que se usa para purgar el oxígeno del cohete antes de la operación de tanqueo, por razones de seguridad.
El cohete, de 98 metros de alto con la cápsula Orion en su punta, empezará su lento regreso desde la plataforma 39B del centro espacial Kennedy al edificio de ensamble del vehículo el 26 de abril, donde será reparado.
Al preguntársele por la fecha del lanzamiento de la misión no tripulada Artemis-1, el oficial senior Tom Whitmeyer dijo que «la ventana de principios de junio sería un desafío».
La NASA había considerado un test de vuelo para mayo y hay ventanas de oportunidad para el lanzamiento en julio y agosto. Pero aprovecharlas depende de diversos factores como las posiciones relativas de la Tierra y la Luna, y también del tiempo que el cohete tenga que volar en un eclipse, ya que requiere de luz solar para mantenerse regulado térmicamente.
El retraso de Artemis-1 tendrá un efecto cascada en las misiones siguientes, Artemis-2, primer vuelo no tripulado alrededor de la Luna, y Artemis-3, que verá a la primera mujer y a la primera persona de color aterrizar en el polo sur lunar.
La NASA quiere construir una presencia permanente en la Luna y usarla como campo de pruebas para las tecnologías necesarias para una misión a Marte, proyectada después de 2030.