Cuando apenas era un niño, Francisco Javier Molina Ortiz fijó su atención en las revistas de arte que su mamá coleccionaba. Ahí descubrió la obra de El Bosco, un pintor clásico holandés de finales de la Edad Media, quien hasta hoy es su favorito y máximo referente.
De 28 años, Ortiz se ha ganado un lugar en el mundo artístico de El Salvador, debido a su gran talento y dominio de diferentes técnicas como el óleo, acrílico, acuarela, grabado y mixta.
Su obra mezcla lo onírico, la fantasía, el misticismo e incluye muchos elementos naturales que deleitan a cualquiera, lo que le ha permitido participar en muchas exposiciones colectivas e individuales.
¿Cómo surgió la atracción por el arte?
Desde muy pequeño me atrajo el arte y eso creo que tiene que ver con mi mamá. Claro, ella en el área de la poesía y la literatura, en mi caso lo que me sedujo son las artes plásticas. Yo recuerdo que de pequeño mi mamá me estimulaba, ya sea con materiales, colores, acrílicos y recuerdo que ella tenía muchas revistas de arte clásico del Renacimiento, del manierismo. Tengo muy presente que vi obras de El Bosco y me fascinaron al solo verlas. Se podría decir que desde pequeño siempre tuve ese estimulo y el amor por el arte.
¿Cuándo empezó a pintar?
Desde pequeño me mantuve dibujando y pintando de forma autodidacta. Fue a partir del 2015 cuando yo ingresé al Centro Nacional de Artes (CENAR), donde yo empecé a aprender técnica y todo lo académico. Fue cuando empecé a producir ya mi obra y a tratar de darme a conocer.
Veo que tiene una gran influencia en el arte gótico
Sí, de hecho, también del manierismo. Uno de mis artistas favoritos es El Bosco, también me gusta retomar del Rafaelismo y de varias referencias, pero siempre adaptado a algo más contemporáneo y sobre todo introduciendo mi propio simbolismo y mi propia manera de expresarme en las figuras y colores.
¿Qué significa ser un artista plástico en estos tiempos?
En primer lugar, es una vida arriesgada ¿no? Llevar un estilo de vida artístico siempre es arriesgado porque a los jóvenes siempre se nos dice, por ejemplo: “Si vas a estudiar arte, te vas a morir de hambre”. Eso es lo primero que nos dicen y contrario a eso yo he descubierto que sí hay oportunidades si uno se rebusca dentro del mismo arte y uno va superándose como artista, como pintor, como dibujante, como escultor, como lo que sea. Ser pintor no es solo una pasión, también es un compromiso social porque el arte no se debe quedar guardado en una casa, sino que debe salir al público. El arte tiene que formar parte de una generación.


Entiendo que acaba de terminar su primer año en la universidad, ¿cómo ha sido la experiencia?
Sí, estoy en la licenciatura de Artes Plásticas, en la opción pintura, y la experiencia ha sido muy buena y hasta cierto punto un repaso de lo que estudié en el diplomado en el CENAR. También ha sido una motivación para retomar la producción y ayudarme a perfeccionar mi técnica.
¿Cómo describiría su obra?
Se basa en lo fantástico, lo mágico, lo etéreo, lo místico y el mundo onírico como principal signo distintivo. Me gusta retratar el sentir propio del ser, los anhelos, las emociones, nuestras búsquedas, nuestros encuentros y todo eso con una conexión con lo natural. Me gusta que en la naturaleza que pinto todos los elementos forman parte de un concepto unívoco. La fantasía es otro componente fundamental y que está siempre presente en mi obra, ya que es, para mí, como un código o un medio por el cual trato de comunicarme y expresar mis pensamientos y emociones.
A la hora de crear tomo muy en cuenta el estudio del simbolismo que voy a emplear en la composición, trato de estudiar. Recientemente, estaba estudiando mucho el mundo del icono y la iconología de César y de Ripia, que es el lenguaje que se incluía en las obras clásicas en la antigüedad y he tratado de incorporarlo a mi obra. Algo que me gusta hacer siempre es un estudio previo de la figura humana de los personajes que voy a representar, de la psicología del color y en general de la composición.


¿Cómo ha logrado que su obra sea reconocida en el ambiente artístico?
Tuve mi primera exposición en el 2015, en el Café Cultural Maktub en el centro de San Salvador, ahora ya no existe; pero fue ahí que expuse mis dibujos y pinturas. Ese mismo año participé en una exposición que se instaló en la Casa del Escritor Salarrué, en Los Planes de Renderos, y a partir del 2016 me empezaron a incluir en eventos más formales como el Salón de la Pintura Contemporánea en la ex casa presidencial en San Jacinto.
¿Cuál ha sido su experiencia más gratificante?
Recibir el apoyo de artistas consagrados. En el 2017 ingresé a Volarte, que es una organización de Voluntarios por el Arte, que está conformado por los artistas más representativos del país. En ese entonces estaban Fernando Llort, su hermando Salvador Llort, Giovanni Gil, Mauricio Mejía, Mariana Peraza, o sea, hay muchos artistas de renombre y que son un emblema de la plástica salvadoreña y desde que yo ingresé han sido un apoyo incondicional.
¿Cómo llegó a Volarte?
Yo ingresé a esta organización por Giovani Gil, él es docente del CENAR, específicamente en el área de grabado y, bueno, él siempre me invitaba a participar en exposiciones y aún mantengo su apoyo. Y bueno, saber que otros artistas reconocen el trabajo y la capacidad que pueda tener ha sido una de las experiencias más gratificantes como artista emergente.
¿Qué consejo le daría a los niños o jóvenes que aspiran estar en el mundo de las artes plásticas?
Bueno, eso lo practico con mis compañeros de la universidad que si en algún momento puedan tener dificultades en la técnica del dibujo o la pintura, yo lo que les digo es que siempre hay que practicar, nunca darse por vencido, nunca dejar que algún comentario destructivo te convenza que tu arte no sirve; sino que eso retomarlo de manera positiva para ir mejorando la técnica, para pulirse e ir creando un estilo que es algo fundamental para crear la identidad de una persona como artista.
¿Cómo lo recibe el público su obra?
Creo que ha sido positivo, creo que, como personas que nos involucramos en el arte, de alguna manera, nos exponemos a la crítica y puede haber crítica positiva, negativa y constructiva. Creo que hasta el momento he recibo críticas muy positivas y, pues, nada más estoy agradecido con esas personas.


¿Todas sus pinturas están a la venta?
Sí, se venden durante las exposiciones o tengo algunas personas que me piden que les muestre mis nuevas creaciones y ya ellos escogen lo que les gusta. También se han comunicado conmigo en Instagram (@franmoortiz) o por el correo electrónico ([email protected]).
¿Cuáles son sus proyecciones a futuro?
Lo más cercano seguir participando en eventos. De hecho, hace poco fui invitado a participar en una exposición de grabado en la Galería Izalco y eso es precisamente lo que deseo hacer este año y por supuesto más adelante trascender. Llevar mi obra más allá de nuestras fronteras. A nivel personal deseo mantener el compromiso social de apoyar a la niñez y juventud para que se vayan desarrollando en la plástica y tener la visión de cosechar nuevos artistas porque creo que es importante cambiar esa visión de que en el país no se vive de arte.
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ALGUNAS EXPOSICIONES
• Café Cultural Maktub, en el centro de San Salvador (2015).
• Casa del Escritor Salarrué, Los Planes de Renderos (2016).
• «Salón de la Pintura Contemporánea», en la ex casa presidencial, San Jacinto (2016).
• «Filiarte», organizado por la escritora salvadoreña radicada en Panamá Ada López (2017).
• Pórtico Real (2018).
• «Inspiraciones del Alma», en Fuentes Beethoven, San Salvador (2017, 2018, 2019, 2021 y 2022).
• «Ritual Mágico», en Galería Pascal, en Suchitoto (2019).
• «Arte en el parque», en el Parque Cuscatlán (2019).
• «Inframundo Maya», en la Pinacoteca Roque Dalton, en la Universidad de El Salvador (2019).
• Realizó un mural en la parroquia Nuestra Señora de Santa Ana (2020).
• Bienal internacional de Arte Virtualg, en la Universidad de Panamá (2021).
• «Estación Atemporal», en la Pinacoteca Roque Dalton, en la Universidad de El Salvador (2021).
• «4+4 La belleza de la acuarela», en la Galería Izalco (2021).
• «Gato Negro», que se realizó en el estudio de tatuajes «Arte en la piel» (2021)
• «Color y Naturaleza» se llevó a cabo en la Casa Mafer Arte y Café, en Ataco (2022).
• «La Eternidad de la Naturaleza», en La Casona, en el centro comercial Galerías Escalón (2022).