Más de 100 obras entre óleos, dibujos, grabados y esculturas es el legado que le dejó al país Mauricio Valiente. A pesar de su vasta creación, el artista no figura en los registros de los pintores salvadoreños del siglo XX. La razón no es un olvido, más bien se debe al mismo Valiente «como él no era un artista que pretendía que el arte fuese para lucrarse o para crear fama, siempre se negó a exponer», detalla Edgardo Quijano, pintor, escritor y profesor de la historia del arte.
Hubo una única ocasión donde el pintor aceptó exponer, posiblemente influenciado por amigos y familiares. Fue en 1979 cuando Quijano era director de la Sala Nacional de Exposiciones Salarrué, por lo que se preparó todo para que los cuadros se mostraran al público. Sin embargo, faltando unos 15 días para inauguración, la exposición fue clausurada por la Dirección de Arte del Ministerio de Educación.
«Al día siguiente empezó la emigración de las obras porque por decisiones mayores habían decidido darle el espacio a una pintora foránea que era de Taiwán. Ellos (la Dirección de Arte) tal vez tenían un compromiso diplomático o asaber qué otros intereses y sacrificaron lo que ya estaba elaborado», recuerda Quijano.
Desde ese día, jamás se volvió a ver una obra de Valiente expuesta.
«El artista quedó profundamente dañado. Se supo que quemó buena parte de la obra y se encerró en una especie de embolia, pero también supe que el embajador de Taiwán le mandó una carta de disculpas porque él también ignoraba las cosas», añade Quijano.
Más de cuatro décadas han pasado de ese suceso, y para honrar su memoria y trabajo, el Museo de la Imagen y la Palabra (MUPI) y la Galería Pandora presentan por primera vez parte de la obra de Mauricio Valiente, reunida en la exposición «Develando los Arcanos», la cual fue inaugurada el 19 de julio y estará en exhibición hasta finales de agosto.
«Este emprendimiento de mostrar la obra de Mauricio Valiente está dentro de la línea del museo de trabajar la memoria, la cultura e la identidad. Esto es un acto de justicia histórica con un artista que, en su momento, se le cerraron las puertas. En este momento estamos presentando solamente una parte de su mundo mágico, de su mundo artístico, que es la parte esotérica», indica Carlos Henríquez Consalvi, director del MUPI.
En la muestra que presenta el museo hay cuadros de formatos pequeños, un gran cuadro a carboncillo, dos esculturas, así como cartas que Valiente le enviaba desde California al poeta Ricardo Castrorrivas; además de diversos documentos relacionados con la vida y el legado del artista.
«Aparte de esto, hay centenares de obras que Sonia Valiente, su hija, antes de irse se lo dio a una galería. Dentro de esto hay que señalar un nombre importante, Alfredo Milián, un artista salvadoreño y también promotor de las artes que, por casualidad, sabe que en una galería está gran parte de la obra y la adquiere. Milián tiene litografía, carboncillo, algunas esculturas y otras más que serán presentadas en otra exposición», detalla Consalvi.
Es justamente parte de la obra que resguarda Milián la que será presentada el próximo 21 de septiembre, 44 años más tardes de ser censurada (en la Sala Nacional de Exposiciones Salarrué) y que ahora será coordinada con el Ministerio de Cultura.
La muestra que actualmente se encuentra en el MUPI consta de 22 piezas en tinta china y acuarela, que luego fueron barnizadas con laca para producir un envejecimiento de las imágenes, y que presentan a los Arcanos Mayores del Tarot.
«Como todo artista, también trabaja en las ilustraciones de grandes obras. Él tenía dos intenciones para crear, el Popol Vuh y el Tarot. Primero, se inclinó por el Popol Vuh porque en él se reúne todo un recorrido de la humanidad en el conocimiento científico, filosófico, esotérico y, además, los intérpretes del Popol Vuh han ilustrado y estas ilustraciones se han presentado en diversas galerías de Europa y del mundo, en Estados Unidos, Berkley, London, etcétera; pero también quería entrar en el mundo de la ilustración del tarot como un referente del salvadoreño y por cierto es el único», manifiesta Quijano, quien en conjunto con Alfredo Milián y Ricardo Castrorrivas, fue de los que habló del artista y su obra en la inauguración.






Sobre los Arcanos
La exposición en el Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI) consta de 22 cuadros que conforman el mismo número de cartas que componen el tarot.
«El juego del tarot es eminentemente de estudio, reflexión, meditación y trasciende la tipología de hacer un simple juego. Este va acompañado de arcanos mayores y menores. El mayor se trata de la persona que debe obtener triunfos en cada una de las 22 cartas para tener visión de su realidad y una nueva visión del mundo. Los Arcanos menores acompañan a los mayores para hacer una ecuación de planetas, signos del zodiaco y otras interpretaciones que los estudiosos de las ciencias esotéricas y ocultistas pueden decir», detalla Edgardo Quijano.
La muestra se encuentra abierta al público en la recién construida Sala Zelié Lardé, del MUPI. Si se desean visitas guiadas se pueden programar con previa cita al 2564-7005.

DEL ARTISTA
Hasta el momento no se tiene una biografía detallada de él, porque su vida y obra se encuentran en estudio e investigación; sin embargo, se conoce que nació en Santa Ana, en 1941, y falleció en 2007. Además, incursionó en todas las técnicas de las artes plásticas.