Durante una entrevista que el presidente Nayib Bukele concedió al programa Tucker Carlson Today, de la cadena estadounidense Fox News, el mandatario recalcó que estamos viviendo un momento singular en la historia de la humanidad, ya que los países con economías emergentes, conocidos como Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), están creciendo cada vez más y en estos momentos superan la mitad del producto interno bruto (PIB) mundial, gracias a sus propias dinámicas, pero también porque han acogido a otras naciones con diferentes niveles de desarrollo, como Arabia Saudita, Egipto, Nigeria y Argentina.
«Si sumas a todos, será más del 50 % del PIB. Ellos (Brics), entonces, serían el mayor poder económico e intentarían establecer un sistema económico alternativo», sostuvo el presidente Bukele.
Se trata, de este modo, de construir un sistema mundial mucho más justo y equilibrado, con relaciones respetuosas entre los países. Otro elemento importante es que este modelo económico alternativo podría generar su propia divisa o adoptar como moneda común alguna existente.
En el caso de El Salvador, la adopción del bitcóin como moneda de curso legal es una estrategia para promover la verdadera libertad, incluyendo la financiera, porque garantiza que ningún Gobierno pueda confiscar o censurar a alguien que posea esta moneda, puesto que está totalmente descentralizada. Así, las personas podrán estar seguras de que sus decisiones políticas no les quitan su riqueza, como ha sucedido con otras monedas ligadas a naciones.
La estrategia de la criptomoneda ha empezado a atraer a turistas nacionales e internacionales e incluso a inversionistas, quienes han adoptado al país como su nueva patria.
En el actual modelo económico que domina el mundo, los países más ricos imponen su voluntad a través de organismos internacionales y multilaterales, obligando que naciones con economías emergentes queden sometidas a los designios de las grandes potencias, y continúan midiendo el desarrollo en función del dinero que una nación sea capaz de acumular o su PIB, pero sin tomar en cuenta indicadores más importantes, como la seguridad, la tasa de delincuencia, las personas sin techo, el acceso al empleo o el nivel de inflación.
Bajo el Gobierno del presidente Bukele, El Salvador dejó de estar en las listas de países más peligrosos del mundo y pasó a convertirse en uno de los más seguros del continente, gracias al exitoso Plan Control Territorial en combinación con el régimen de excepción, los cuales han sido eficaces para avanzar en la erradicación de las pandillas, el principal foco de inseguridad en el país.