Es urgente impulsar acciones que ayuden a preservar y cuidar los pocos recursos naturales que quedan en el planeta.
La mayor parte de nuestra vida le pasamos haciendo daño a nuestro medioambiente, pero qué tal si hacemos un cambio de estrategia y le damos vida a nuestra región.
Es importante destacar que el Corredor Seco de Centroamérica y las zonas áridas de República Dominicana conforman uno de los lugares del mundo más afectados por el cambio climático.
En años recientes, el impacto de los eventos extremos en los medios de vida de los habitantes ha desencadenado una crisis económica y humanitaria.
Por ahora, más de 10 millones de personas que viven en estas zonas se ven afectadas por la variabilidad climática, la errática distribución de lluvias y las sequías extremas que estimulan la migración ante la falta de ingresos y la crisis alimentaria.
Los expertos consideran que la pandemia de la COVID-19 agravó aún más la situación en estos sectores, que quedaron confinados con falta de recursos hídricos y cosechas perdidas.
A esto se le suman el paso de los huracanes y tormentas tropicales como Eta e Iota, que causaron destrucción en la infraestructura, pérdida de cosechas de granos básicos y hasta pérdidas de vidas humanas.
Desde el Parlacen se pueden crear e impulsar estrategias que sean vinculantes con los gobiernos de la región, para proteger los recursos naturales y así evitar los impactos del cambio climático.