Desde ayer comenzó el Censo de Población y Vivienda 2024, bajo la dirección de las autoridades del Banco Central de Reserva (BCR).
Este programa incluirá el despliegue de 15,000 profesionales capacitados y dotados con la más alta tecnología para realizar la labor.
Con este censo, el Gobierno del presidente Nayib Bukele salda una deuda histórica. Las administraciones del FMLN incumplieron con el mandato de actualizar el censo, ya que el último realizado en el país fue hace 17 años, luego de décadas de no hacerlo.
Incluso ese último censo dejó muchas dudas por la forma proco profesional en la que se hizo. Un censo mal ejecutado puede provocar muchos problemas, ya que arrojaría datos erróneos sobre el tamaño de la población, lo que afecta temas relacionados con la previsión de fondos requeridos para comprar medicinas para la red pública de hospitales, por ejemplo.
Además, no tener el dato exacto del tamaño de la población distorsiona otros indicadores estadísticos, como el producto interno bruto (PIB) per cápita o el ritmo de envejecimiento de la población, así como la tasa de natalidad y de mortalidad. Sin embargo, el Gobierno del presidente Bukele ha buscado estar a la vanguardia en todos los ámbitos.
Por esa razón, se hará un censo como nunca para garantizar la exactitud y reflejar de mejor manera la realidad salvadoreña. Esto es importante para el diseño de políticas públicas destinadas para el bienestar de la población.
Un censo permite a los Gobiernos planificar de mejor manera y acercar servicios públicos de acuerdo con las necesidades reales, no con base en el «cálculo» o las «corazonadas» o para favorecer a allegados, como solían hacerlo en las administraciones de ARENA y del FMLN, con pozos perforados por el Estado para particulares, como ocurrió en una finca del excandidato presidencial y prófugo de la justicia Norman Quijano, o con carreteras ubicadas nada más para favorecer el ingreso a propiedades de expresidentes, como ocurrió con Mauricio Funes, del FMLN. Un censo moderno e integral solo será posible ahora en tiempos de paz.
Solo de esa manera se puede garantizar la seguridad de los millares de colaboradores desplegados en todo el país, algo impensable en tiempos en que las pandillas controlaban el territorio.
Ahora no solo no se expone la vida de los trabajadores que harán el censo, sino que también se obtendrán datos más exactos, lo que mejora la calidad de los servicios futuros.