Desde hace unos días, en nuestro país hemos tenido un exitoso régimen de excepción. Es que su misma palabra lo dice: soluciones excepcionales para una coyuntura excepcional. En nuestro país, lastimosamente hemos normalizado la violencia, hemos sido una sociedad violenta, sangrienta, acostumbrada al caos y a la zozobra, pero debemos entender que esa violencia inmersa en las entrañas de nuestro país es la excepción, no la regla.
Sin duda no es normal el derramamiento de sangre que ha existido en nuestro país; ha sido normal ver los noticieros y diarios de la oligarquía destacar hasta de forma morbosa la crueldad de los asesinatos y de toda la violencia en sí. Por cierto, este es el momento ideal para regular el contexto y las imágenes que algunos noticieros transmiten con crueldad, y el momento para que estos noticieros y periódicos que sacan ventaja del dolor de la población sean regulados.
Esta prórroga del régimen de excepción es apoyada por los salvadoreños honrados, que somos la inmensa mayoría; quienes están en contra, sin duda, tienen algún vínculo con esas estructuras terroristas que tanto luto y dolor han causado, y hay que investigar por qué ciertos diputados no dan sus votos; además de los motivos obvios, ¿qué intereses tienen? Existen diputados que están involucrados en tratos con estructuras criminales en años anteriores, por los cuales ya hay personas detenidas; entonces, ¿por qué no están detenidos ellos? Sin duda hay que quitarles el fuero y procesarlos.
Es que es muy fácil: están con la población o no lo están, y si no lo están es porque están con las estructuras criminales. Los diputados que no dan sus votos para el cese del terror en El Salvador deben ser investigados, quitarles el fuero e investigarlos. ¿Qué intereses tienen en que sigan muriendo salvadoreños? ¿Cuál es su interés en que el luto de las familias se prolongue eternamente?
Es que la pírrica oposición ha mentido 30 años, sigue y seguirá mintiendo. Tomo con humor negro escuchar a jefes de bancadas de oposición criticando y exigiendo cosas que cuando ellos tuvieron el escenario idóneo para hacerlas simplemente no las hicieron; da risa, pero al mismo tiempo es una bofetada para todo el pueblo salvadoreño.
A grandes problemas, grandes soluciones. No podemos esperar cosas diferentes haciendo lo mismo y, como dijo el presidente de la Asamblea Legislativa al hablar por toda la población, «que se vayan» esos «periodistas intelectuales y malcriados», «tanques de pensamiento», autoproclamados «líderes de la oposición»; sin duda no abonan en nada. La oposición es una oposición torpe, sesgada, sin ningún tipo de credibilidad y sin ningún tipo de argumentación técnica.
Al fin alguien tuvo el valor, la decisión y la determinación de atacar este problema como debe atacarse. Lo que hasta hace poco todos los salvadoreños veíamos como imposible, es decir, el hecho de que tengamos un país en paz, sin violencia, sin terror, sin estructuras criminales, ahora sí lo vemos posible, y es esperanzador. Todos los salvadoreños queremos vivir tranquilamente, sin hacerle daño a nadie, remando juntos, tirando la cuerda juntos para el progreso de nuestro país. Sin duda la luz de la esperanza ya no está en el horizonte, está mucho, pero mucho más cerca de nosotros.