El Salvador escribió ayer una nueva página de su historia. La Asamblea Legislativa tendrá una mayoría que estará dispuesta a trabajar de manera coordinada con el Ejecutivo para impulsar proyectos de desarrollo. El recuento preliminar, constatado por las cámaras de los periodistas y por los observadores electorales nacionales y extranjeros, validó lo que todas las encuestas habían vaticinado: el apoyo para Nuevas Ideas. Por otro lado, los resultados revelan con crudeza que la gran perdedora de la jornada ha sido la izquierda, pues se ha relegado al FMLN a una posición marginal, apenas a dos años de haber perdido las presidenciales luego de 10 años en el poder.
Para enfrentar el peligro del coronavirus que acecha a todo el mundo, los salvadoreños cumplieron las medidas de bioseguridad necesarias para acudir a los centros de votación. Han sido obstáculos artificiales los que impidieron la apertura a tiempo de las urnas, debido a lo que a todas luces fue una estrategia coordinada por varios partidos para frenar la avalancha de cambio que viene desarrollándose desde el 3 de febrero de 2019.
Estamos ante la construcción de una nueva realidad, la cual debe ser respetada íntegramente por las instituciones salvadoreñas. En este esfuerzo nadie puede quedarse atrás; todos deben ser tomados en cuenta. Haber retrasado deliberadamente la apertura de los centros de votación tenía la clara intención de desesperar a los ciudadanos, sobre todo si se toma en cuenta que los primeros en acudir fueron adultos mayores. Hubo recomendaciones expresas de pedir que estas personas fueran las primeras en ir a emitir el sufragio, por lo que fueron ellas las que incluso acudieron antes de la apertura de los centros de votación y tuvieron que esperar hasta dos horas para acceder.
El cierre de las urnas antes de las 5 de la tarde fue una violación al artículo 198 del Código Electoral, lo que dejó a miles de personas sin ejercer el voto a pesar del inicio tardío de la jornada y de la presencia de ciudadanos en las filas antes del cierre oficial del evento. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) no previó que, debido a la pandemia, que exige el cumplimiento de protocolos de bioseguridad, el proceso se iba a volver más lento.